La operación de los “coroneles

Conforme pasan los días, los mentideros de la política parecen confirmar que, lejos de una improvisación, lo sucedido con la bajada de Longueira responde —una vez más— al resultado de una calculada operación política. En ella, la huella de los llamados coroneles de la UDI ha dejado trazos indelebles.

La instalación del Golborne como candidato y luego su defenestración marcan el inicio de esta trama. La subida de Longueira y su candidatura siempre fue concebida por el estrecho círculo de poder que ha controlado en forma férrea la UDI, desde sus inicios, como una estrategia que entregaba la Presidencia y apostaba por la elección parlamentaria y su atrincheramiento en el Congreso para seguir ejerciendo su poder de veto.

La victoria en las primarias reafirmó el diseño de los coroneles. Sin embargo, una variable no controlada fue el agravamiento del problema de salud que aquejaba al abanderado de la Alianza. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, había sido informado por el propio Longueira de su compleja situación de salud. Diversos medios de comunicación evidencian que también Melero, Coloma, Leay, Novoa y Lavín ya conocían de la situación. De hecho, este último ejecutó la puesta en escena de la renuncia a la candidatura de Longueira.

Tal como en el caso de Longueira con su estado de salud, esta vez la variable no controlada por “los coroneles

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