El Papa aprueba la beatificación del arzobispo Óscar Arnulfo Romero

El papa Francisco aprobó ayer el decreto para la beatificación de Óscar Arnulfo Romero, líder religioso y exarzobispo de San Salvador, asesinado en 1980. Según la oficina de prensa del Vaticano, el papa Francisco se reunió con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, y aprobó el decreto en el que se reconocía el martirio de Romero “in odium fidei”, es decir, que fue asesinado por “odio a la fe”.

El pontífice argentino dijo el pasado mes de agosto, mientras regresaba de su viaje a Corea del Sur, que el exarzobispo de San Salvador era un hombre de Dios y que no había impedimentos para su beatificación.

Tras el anuncio del vaticano, el arzobispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez dijo que el reconocimiento de mártir es un acto de justicia a favor de un siervo de Dios. “Ha sido un hombre tan calumniado, vituperado, tan denigrado. Hoy brilla y resplandece como lo que es: un verdadero discípulo de Jesucristo. Este es un día histórico para El Salvador”, dijo luego de oficializar una misa en la Parroquia La Resurrección de San Salvador.

También planteó que se estaría a la espera de que el Vaticano anuncie una fecha para la beatificación de Romero. Manifestó que espera que la ceremonia pueda desarrollarse este año y que en ella esté presente el papa Francisco.

“Esperamos que este año sea la ceremonia de beatificación y será en El Salvador, dijo Rosa Chávez. Agregó que la ubicación adecuada podría ser la Plaza del Divino Salvador del Mundo frente a la Plaza Romero, y que las calles adyacentes se utilizarían para la gente que llegue a la celebración”, manifestó el arzobispo auxiliar de San Salvador.

“Ya cuando esté beatificado la imagen de él estará en los altares y se le rezará públicamente. El decreto dice que murió por odio a la fe, lo mataron por ser cristiano, por el evangelio, por seguir a Jesús”, argumentó Rosa Chávez.

Explicó que al haberse aprobado el decreto para su beatificación se abren las puertas finalmente para su canonización. Dijo que ésta sería más expedita a partir del anuncio de ayer, debido a que Romero ha sido reconocido como mártir.

“No hay períodos establecidos (entre la beatificación y canonización), solo que en el caso de Romero por ser mártir no se necesita que se comprueben milagros, por tanto podría ser en un lapso de pocos meses. No hay una norma, lo bueno es que no probamos ningún milagro para que llegue a los altares”, señaló.

El arzobispo recordó el tiempo en que conoció al mártir: “A Romero lo conocí cuando yo tenía 14 años. Él era sacerdote en San Miguel. Trabajé con él en 1965. Cuando él era arzobispo yo fui su encargado de comunicaciones en el arzobispado y con él trabajaba los temas más difíciles. Fue para mí un padre, un hermano y un amigo. Verlo ahora glorificado es un gozo incontenible y que se hace justicia”.

Un largo proceso para el reconocimiento de la causa de beatificación

1980

El 24 de marzo fue asesinado el entonces arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero. Un francotirador le disparó desde un automóvil estacionado frente a la puerta de la capilla del hospital Divina Providencia de San Salvador.

1994

Se abrió el proceso de beatificación del prelado y tras concluirse su fase diocesana, que redacta el informe sobre la vida, tres años después pasó a la Congregación de la Doctrina de la Fe para que diese su autorización.

2005

El proceso de beatificación del arzobispo vivió una fase de estancamiento y hasta ese año la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que el mismo continuara. Se tuvo que esperar un decenio.

2013

Con la llegada del papa Francisco en marzo de 2013 el proceso fue desbloqueado y comenzó a ser más expedito. El papa dijo que Romero era un hombre de Dios y que no había impedimentos para su beatificación.

Reacciones internacionales ante el anuncio de la beatificación

Episcopado uruguayo reconoce entrega de Romero

El presidente de la Conferencia Episcopal de Uruguay (CEU), Rodolfo Wirz, dijo sentirse complacido con el anuncio de la beatificación de monseñor Romero. Destacó que es una muestra de que la historia ensangrentada de Latinoamérica no ha caído en el olvido. “Que ahora llegue a una coronación que es esperada por parte de un sector significativo de la iglesia y sociedad nos alegra mucho, habida cuenta de lo que significó su vida, testimonio y esa entrega final a través de su muerte”, dijo. Y agregó: “Esta decisión nos anima a guardar la buena memoria de aquellos que en su momento fueron coherentes hasta la entrega final, el martirio, para que en tiempos presentes no solo recordemos el pasado, sino que actualicemos el compromiso”.

Arzobispo Ulloa considera que se ha hecho justicia

El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, expresó su alegría por el anuncio de la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero y consideró que se ha hecho justicia . “Yo creo que se ha hecho justicia. Reivindica la figura de Romero, y la iglesia, después de un largo proceso nos lo presenta como lo que él es: el pastor que en un momento muy crucial de la historia salvadoreña entregó la vida por ese pueblo”, dijo monseñor Ulloa.

“Yo creo que eso es lo grande de este gran hombre, que vivió a plenitud y en un momento de la historia transformó su vida y de verdad, como Jesús, fue capaz de entregarla por los demás”, añadió el arzobispo de Panamá en reconocimiento a la vocación de servicio de Romero.

Canciller señala honor del nombramiento del mártir

El Gobierno de Costa Rica celebró ayer el anuncio del papa Francisco sobre la futura beatificación de Monseñor Romero. A través de un comunicado, el canciller costarricense, Manuel González expresó que la beatificación debe ser vista como un honor para los salvadoreños. Argumentó que Romero hizo una contribución a la paz y al entendimiento.

“Es una enorme distinción y honor para los salvadoreños y para los centroamericanos que honra la memoria y el legado del arzobispo mártir, y cuyo ejemplo perdurará como contribución a la paz y al entendimiento entre hermanos”, declaró el canciller costarricense. Romero fue considerado como “la voz de los sin voz” por su defensa de los derechos humanos antes de la guerra civil salvadoreña.

El Mundo

Gobierno trabajará con iglesia en preparativos de beatificación

El presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, anunció ayer que su gobierno trabajará de la mano con la iglesia católica en los preparativos concernientes a la beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero.

A través de un comunicado se conoció que el presidente de la República designó al secretario de Gobernabilidad y Comunicaciones de la Presidencia, Hato Hasbún, para conformar un equipo que trabajará junto a la iglesia en la organización del acto de beatificación.

En el comunicado se conoció que Cerén leyó ante el Consejo de Ministros un mensaje del embajador salvadoreño ante la Santa Sede, Manuel López Barrera, en el que le anunciaba la beatificación. “El Gobierno y el pueblo salvadoreño se congratulan por la decisión del papa Francisco de firmar el decreto de la Congregación para la Causa de los Santos para la beatificación, por la vía del martirio de monseñor Romero”, sostiene el comunicado.

Cerén dice que su gobierno reconoce la figura de Romero como un guía espiritual. “Nuestro Gobierno reconoce la figura y obra de monseñor Óscar Arnulfo Romero como guía y luz en el camino hacia un país de bienestar para todas y todos”, expresó Sánchez Cerén.

El mandarario considera que, “la voz de Romero elevó hasta el cielo el clamor de los más pobres de El Salvador y su ejemplo sigue inspirándonos para hacer de nuestra tierra un lugar con justicia y felicidad”.

El Mundo

¿Quién fue Óscar Arnulfo Romero?

El papa Francisco aprobó este martes el decreto para la beatificación del arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980, informó la oficina de prensa del Vaticano.

Nació en El Salvador el 15 de agosto 1917, en la Ciudad Barrios departamento de San Miguel (este). Era el segundo de ocho hermanos su padre se llamaban Santos y su madre Guadalupe. Eran una familia humilde y modesta.

Romero había condenado la represión por el ejército salvadoreño al comienzo de la guerra civil de 1980-1982 entre el gobierno derechista y rebeldes de izquierda. Era un incansable luchador de los derechos humanos, abría las puertas de la Iglesia a los campesinos desplazados. Realizó denuncias de la violencia militar y fue asesinado para callar su voz en pro de esta lucha.

Vivió en el colegio Pío latinoamericano (casa que alberga a estudiantes de Latinoamérica), hasta que fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 a la edad de 24 años.

Regresó a El Salvador en 1943 como párroco de la ciudad de Anamorós en La Unión (este); después fue enviado a la ciudad de San Miguel donde sirvió como párroco en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz y como secretario del Obispo diocesano monseñor Miguel Ángel Machado.

Posteriormente fue nombrado secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador en 1968. El 21 de abril de 1970, el papa Pablo VI lo designó Obispo Auxiliar de San Salvador, recibiendo la consagración episcopal el 21 de junio de 1970.

El 10 de febrero de 1977, en una entrevista que le realizó el periódico La Prensa Gráfica, el Arzobispo designado afirmó que:

“El gobierno no debe tomar al sacerdote que se pronuncia por la justicia social como un político o elemento subversivo, cuando éste está cumpliendo su misión en la política de bien común”.

Monseñor Romero luchó en pro de los derechos humanos y lo más pobres, en sus homilías denunciaba los atropellos contra los derechos de los campesinos, de los obreros, de sus sacerdotes.

Los primeros conflictos de Monseñor Romero surgieron a raíz de las marcadas oposiciones a los sectores económicamente poderosos del país y unido a ellos, toda la estructura gubernamental que alimentaba esa institucionalidad de la violencia en la sociedad salvadoreña.

Las nacientes organizaciones político-militares de izquierda fueron duramente criticados por él en varias ocasiones por sus actitudes de idolatrización y su empeño en conducir al país hacia una revolución.

Creó una oficina de Derechos Humanos y abrió las puertas de la Iglesia para dar refugio a los campesinos que huían de la represión.

A raíz de sus reiteradas denuncias comenzó ser objeto de una campaña contra su ministerio arzobispal, su opción pastoral y su personalidad misma, cotidianamente eran publicados en los periódicos, editoriales, campos pagados, anónimos, entre otras, donde se insultaba, calumniaba, y se amenazaba directamente la integridad física de Mons. Romero. La “Iglesia Perseguida en El Salvador”.

Durante los años 80 escribió una larga carta al presidente estadounidense Jimmy Carter, pidiéndole que cancelara toda ayuda militar.

El domingo 23 de marzo de 1980 Mons. Romero pronunció su última homilía, la cual fue considerada como una sentencia de muerte debido a la fuerte denuncia que realizó.

“En nombre de Dios y de este pueblo sufrido… les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión”.

Un día después, el 24 de marzo de 1980, Monseñor Óscar Arnulfo Romero fue asesinado con un disparo, mientras oficiaba la Eucaristía en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, al momento de preparar la mesa para recibir el Cuerpo de Jesús.

Murió a manos de un francotirador que formaba parte de los escuadrones de la muerte de ultraderecha, financiada por la Agencia Central Estadounidense (CIA, por su sigla en inglés).

Fue enterrado el 30 de marzo y sus funerales fueron una manifestación popular de compañía, sus queridos campesinos, las viejecitas de los cantones, los obreros de la ciudad.

“La palabra queda y ése es el gran consuelo del que predica. Mi voz desaparecerá pero mi palabra, que es Cristo quedará en los corazones que la hayan querido recoger” (1978).

El camino hacia la canonización

A partir del 24 de marzo de 1990, dadas las valoraciones sobre las características de su vida y muerte, quedaba abierto el espacio pertinente y se procediera a Introducir la Causa de Canonización de Monseñor Romero y para tal empeño fue nombrado Postulador de la Causa el Pbro. Rafael Urrutia.

Teólogos de la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano declararon el 9 de enero auténtico el martirio del arzobispo salvadoreño.

El proceso de canonización de Monseñor Romero se aceleró con la llegada de Jorge Vergoglio al Vaticano en 2013. El proceso que inició 14 años después del asesinato del obispo, estuvo archivado cuando Joseph Ratzinger, era cardenal y estaba al frente de la Congregación de la Causa de los Santos y continúo entre los archivos durante el papado de Benedicto XVI.

Telesur

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