Reparaciones por esclavitud: la lucha del Caribe – Por Diego Sanguinetti (especial para NODAL)

La mundialmente conocida canción de Bob Marley, Redemption Song, no sólo es un espejo de la forma en que el Caribe se introdujo al mundo capitalista – o mejor dicho, cómo el capitalismo introdujo esa zona geográfica a su lógica-, sino que a la vez representa el presente y el futuro de esa región. Con una dinámica vertiginosa los 15 países que integran Caricom ( La Comunidad del Caribe), motorizan un reclamo de justicia reparatoria contra las algunas de las naciones europeas que, a través del sometimiento y esclavitud de los pueblos del Caribe, lograron cuantiosas fortunas siglos atrás. Siguiendo los preceptos de la teoría de la dependencia o el derrotero de las venas abiertas de Galeano, en el Caribe también se comprobó que el progreso de unos, fue el despojo de otros. En otras palabras, las Reparaciones por Esclavitud pretenden reparar la injusticia histórica que significó el crecimiento de Europa a costa del empobrecimiento y la falta de desarrollo de la región caribeña.

Un golpe de Estado pergeñado por los Estados Unidos y Francia clausuró por medio de la violencia el reclamo de Reparación por esclavitud llevado adelante por el ex presidente haitiano Aristide a principios del nuevo milenio contra el Estado francés.

Ese hecho supone uno de los antecedentes necesarios para entender la constitución de la Comisión de Reparaciones Reparaciones de Caricom en 2013. Apenas un año después este bloque regional – el segundo más antiguo del mundo, sólo por detrás de la Unión Europea-, presentó el Programa de Justicia Reparatoria de Caricom ( CRJP por sus siglas en inglés), compuesto por 10 puntos que sentaron las bases tanto simbólicas como materiales de la demanda contra las naciones otrora esclavistas.

El concepto que guía estos 10 puntos es el de la justicia necesariamente reparadora, ya que pretende operar y enmendar sobre los factores que sellaron el sendero histórico del Caribe. Mezclando pedidos de disculpas formales por el genocidio y el esclavismo, recursos financieros para el desarrollo de la región, leyes favorables a las comunidades negras, programas educativos que echen luz a la historia y cultura africana, el CRJP también pretende un resarcimiento económico de peso.

Una de las figuras que encabeza esta disputa es el académico de Barbados, Hilary Beckles, quien es actualmente el presidente de la Comisión para las Reparaciones por Esclavitud de Caricom. El fundamento teórico y político que reviste este reclamo se descubre en los argumentos que este profesor sostiene al referirse a esta demanda. Siguiendo sus ideas(1), en las primeras décadas de independencia los gobiernos de la región se vieron obligados a revertir la situación socioeconómica desfavorable que heredaron de la corona francesa, española, noruega, sueca, portuguesa, danesa, de los Países Bajos y del Reino Unido. En consecuencia, definiendo al esquema internacional actual como uno signado por la dinámica propia de la relación asimétrica entre países poderosos y no poderosos, el intelectual define a la deuda externa como un obstáculo para el desarrollo de los países del Caribe. Financiamiento externo que, imperiosamente, los Estados caribeños debieron contraer para transformar en uno habitable el espacio geográfico recientemente recuperado. Es bajo esta conceptualización que se desprende el carácter reparatorio de la propuesta de Caricom.

En abril de este año se celebró en Nueva York una primera Cumbre Internacional sobre Reparaciones, en el Institute of the Black World -organización estadounidense vinculada a la protección de las comunidades afroamericanas-, siendo Caricom el actor central de dicho evento. El mencionado ritmo vertiginoso que se imprimió a este proceso se revela en los dos primeros pasos dados desde 2013; si aquel año se instauró la Comisión abocada a este tema, apenas un año después se dio a conocer el conjunto de reclamos a través del CRJP . En el mismo sentido, durante 2015 el bloque buscó estrechar vínculos con otras experiencias similares y en el encuentro llevado a cabo en los Estados Unidos, se acordó una primera cita global sobre reparaciones en el Caribe para 2016 y una segunda en 2017 en Europa. De esta manera la tercera arista de la estrategia de Caricom es la de internacionalizar el reclamo a fin de obtener apoyo político por parte de líderes, gobiernos nacionales y de los distintos bloques regionales. Esto responde mayormente a contrarrestar la postura europea hasta aquí conformada por un doble movimiento. Si de forma explícita se niega a asumir su responsabilidad en esta cuestión, implícitamente presiona a los gobiernos del Caribe por vía diplomática enviando cartas y documentos exigiendo a los jefes de Estado desandar la senda recorrida hasta el momento. La administración de Obama por su parte no ha dado señales de apoyar a las naciones otrora víctimas de esclavitud. Ralph Gonsalves, Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas y una de las autoridades políticas que mayor impulso brindaron al reclamo, incluso advirtió que de empantanarse las negociaciones el bloque acudiría a la justicia internacional.

La contratación del estudio de abogados londinense Leigh Day no hace más que reafirmar la impronta que el bloque le asignó a este reclamo. El estudio se anotó diversas victorias judiciales promovidas desde Afganistán, Colombia, Irak, Nigeria, Libia y Perú, entre otros países. Aquello que aúna estas causas es la defensa de minorías sociales o trabajadores sometidos a prácticas ilegales por parte de actores públicos o privados como la petrolera holandesa Shell. Uno de sus últimos logros fue el de conseguir un resarcimiento económico para un grupo de ciudadanos kenianos que denunciaron abusos por parte del gobierno británico durante la revuelta Mau-Mau entre 1952 y 1959.

Así pues, en su propio horizonte político internacional, Caricom pareciera emplazar otro elemento que, junto con otros de larga data como el cambio climático, pretende ser representativo de la región del Caribe. Sin embargo esta querella resulta invisible aún para América del Sur, en donde con la excepción del presidente de Venezuela Nicolás Maduro que ha expresado su apoyo – y la promesa brasileña de instituir un organismo propio de reparaciones-, los gobiernos no han secundado de forma contundente este pedido de justicia. En momentos en que la derecha conquista espacios significativos de poder en Sudamérica, la apropiación de este reclamo como uno de Nuestra América puede contribuir a fortalecer expresiones como la Celac o la Unasur, contrarrestando de esta manera también, el avance de experiencias como la Alianza del Pacífico.

En última instancia, las Reparaciones por Esclavitud guardan un potente mensaje económico, pero por sobre todo político; un triunfo en este terreno puede constituir un dato interesante frente al todopoderoso Acuerdo Transpacífico que cercenará la soberanía de los Estados en favor de las multinacionales. El reclamo de Caricom proyecta un horizonte opuesto y por ello debe alzarse como un reclamo no ya regional sino continental.

*Sanguinetti es Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

(1) https://www.youtube.com/watch?v=mFmyctjbvzA

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