Brasil: las commodities ambientales y la métrica del carbono – Por Amyra El Khalili

De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, en 2013 el agro-negocio brasileño alcanzó la cifra récord de 99,9 mil millones de dólares en exportaciones. Soya, maíz, caña o carne ganan los mercados externos en forma de commodities: empadronadas, certificadas y atendiendo a determinados criterios y valores regulados internacionalmente.

Sin embargo, los monocultivos extensivos no deberían ser la única alternativa de producción brasilera. El movimiento económico que envuelve las commodities convencionales excluye del proceso de producción y de las decisiones los pequeños y medianos productores, campesinos, extractivistas, ribereños, las poblaciones indígenas y las poblaciones tradicionales. Sin grandes incentivos gubernamentales, sin inversiones para alcanzar los elevados patrones de calidad nacionales e internacionales o sin capacidad productiva para el acceso a los mercados, estos se quedan siempre al margen del sistema (COSTA, Andriolli. IHU On Line 2014).

Una commodity tradicional/convencional es la materia-prima extraída del ecosistema que es manufacturada y ajustada de acuerdo con un criterio internacional de exportación adoptado entre transnacionales y gobiernos. Por otro lado, la commodity ambiental también tendrá criterios de ajuste a patrones, pero adoptando valores socio-ambientales y un modelo económico totalmente distinto. Fue en base al razonamiento de inclusión y empoderamiento de los excluidos que acuñe, a partir de mi experiencia como operadora de commodities durante la guerra Irán-Irak y la militancia en la cuestión árabe-israelí, la expresión “commodity ambiental”, como provocación contra el modelo de producción de commodities tradicionales/convencionales.

El concepto commodity ambiental está en permanente construcción, pero actualmente, representa el producto manufacturado por la comunidad de forma artesanal; integrada al ecosistema, no promueve impacto ambiental. Ya la commodity convencional privilegia el monocultivo, la transgenia, la biología sintética, la geoingeniería y la mecanización, con sus lucros concentrados en los grandes propietarios y corporaciones. La ambiental es pautada por la diversificación de producción, por la producción agro ecológica e integrada, y privilegia la asociación y el cooperativismo.

Comoditización e financiarización de la naturaleza

La comoditización de la naturaleza es transformar el bien común en mercancía. O sea, el agua, que en lenguaje jurídico (art. 225 de la Constitución brasileña), es llamada de bien difuso, de uso común del pueblo, deja de ser bien de uso público para ser privatizada, para volverse mercancía. La financiarización es diferente; es la acción de hacer financiero lo que debería ser solamente económico y socio-ambiental.

Esto porque la mejora de la calidad de vida también es una cuestión económica. Una región en que las personas logran convivir con la naturaleza y tienen acceso a agua limpia, por ejemplo, ofrece un costo financiero menor. Es donde se vive mejor y se gasta menos. Esto también tiene fundamento económico.

En el caso de la financiarización de la naturaleza, por ejemplo, sería nuestra obligación pagar por servicios que la naturaleza hace gratis para todos y que nunca han sido contabilizados en la economía como, entre otros “servicios”, secuestrar el carbono de la naturaleza.

Commodity convencional versus Commodity ambiental

Una commodity convencional es la materia-prima extraída del ecosistema, que es manufacturada y empadronada de acuerdo con un criterio internacional de exportación adoptado por trasnacionales y gobiernos. Son excluidos de ese proceso y respectivas decisiones, los pequeños y medianos productores, los extractivistas y ribereños, entre otros. El oro, por ser mineral, no es una commodity; mientras está en la tierra es un bien común. Se vuelve commodity cuando transformado en barras, registrado en bancos, debidamente certificado con patrón de calidad evaluado y adecuado a normas de comercialización internacional.

La commodity ambiental también tendrá criterios de estandarización, pero adoptando valores socio-ambientales y un modelo económico totalmente distinto. El concepto está en construcción y debate permanente, pero hoy llegamos a la siguiente conclusión: la commodity ambiental es el producto manufacturado por la comunidad de forma artesanal; integrado al ecosistema no provoca el impacto ambiental como ocurre en la producción de commodities convencionales.

La convencional (soya, maíz, café, buey, pinos, etc.) es producida como monocultivo; ya la ambiental exige diversificación de la producción, respetando los ciclos de la naturaleza de acuerdo con las características de cada bioma. La convencional camina hacia la transgenia, la biología sintética y la geoingeniería; la otra camina hacia la agroecología, el permacultivo, la agricultura alternativa y de subsistencia, estimulando y valorizando las formas tradicionales de producción que heredamos de nuestros antepasados. La convencional tiende a concentrar el lucro en los grandes productores; la ambiental lo divide en un modelo asociativo y cooperativo para atender a la mayor parte de la población que fue excluida del otro modelo de producción y financiamiento.

Brasil concentra su política agropecuaria en algunos pocos productos de la pauta de exportación (soya, caña, buey, pinos, eucalipto, café, algodón, entre otros). La comoditización convencional promueve la deforestación, que elimina la biodiversidad, con la apertura de las nuevas fronteras agrícolas. Somos productores de granos, pero no existe solamente esa forma de generación de empleo y ingresos en el campo.

Hay que pensar en la capacidad de la riqueza de nuestra biodiversidad y en lo que podríamos producir con la diversificación en Brasil: dulces, frutas, jugos, pulpas, pasteles, medicinas naturales, tés, condimentos, especias, licores, bebidas, harinas, cáscaras reprocesadas, y varios productos oriundos de investigaciones gastronómicas. Sin hablar de artesanía, reaprovechamiento de residuos y reciclaje. El medio ambiente no es impedimento para producir; todo lo contrario.

En la commodity ambiental, utilizamos criterios de estandarización revaluando los criterios adoptados en las commodities convencionales. Por eso, creé el término para explicar la “descomoditización”. Sin embargo, diferentemente de los convencionales, los criterios de estandarización pueden ser discutidos; necesitan la intervención de quienes producen, y pueden ser modificados. En las commodities ambientales, el excluido debe estar en el tope de este triángulo, pues los pueblos de las florestas, las minorías, los campesinos y las comunidades que viven desde siempre en estos ecosistemas son los que deben decidir sobre contratos, criterios y gestión de esos recursos, una vez que la mayor parte de los territorios les pertenecen por herencia ancestral.

Tomemos, como ejemplo, las producciones alternativas con las riquezas del Cerrado, que está siendo amenazado por monocultivos y pasturas:

-frutas regionales: – araticum, cagaita, baru, jatobá, mangaba, murici, cajá, araçá, faveira, pequi, guariroba, gueiroba, buriti, oiti-tucum, bacuri, ingá, muta, sapucaia, jenipapo, mutamba.

-plantas medicinales: arnica, ipê, barbatimão, faveira, copaíba, aroeira, andiroba, mangabeira, assa peixe, alfavaca, fava d’anta jatobá, timbó, pára-tudo, cipó milhones, sucupira, sangra d´água.

-comestibles – pequi, gabiroba, imbé, bacaba;

-óleos esenciales:– óleo de pequi, copaíba, babaçu, macaúba;

-madera del cerrado:– aroeira, angico, jatobá, braúna, cedro do cerrado, landim, ipê, ata menchú, angelim;

-colorantes: cedro do cerrado para color rojo;

-condimentos;

-biocidas,

-plantas y semillas ornamentales: bromélias, orquídeas, etc.;

-minerales: piedras semipreciosas, pigmentos minerales a ejemplo de los usados por los artesanos de Serra Dourada-GO;

-animal silvestre creado en cautiverio: capibara, jutia, paca, aves, jao, juriti, ema…

-productos orgánicos: hortalizas, frutas, legumbres y aderezos;

-hierbas medicinales convencionales;

-artesanía: usando piedras semipreciosas, hojas y flores secas, madera o cerámica;

-productos de la culinaria regional: arroz con pequi, gallina con gueiroba, gallina con pequi, pupunha.

Merecen destaque, en el Cerrado, procesos productivos como la agricultura orgánica – proceso en expansión en la región -, y el manejo sustentable de recursos y áreas nativas; los procesos de reaprovechamiento y reciclaje de residuos; los procesos de gestión, como la gestión por zonas económicas ecológicas, hecha con participación comunitaria y políticas públicas; la energía renovable – solar y eólica. El turismo (eco turismo, turismo rural, de aventura), que usa los atractivos locales (paisaje, aguas, cataratas, cavernas) y la cultura y folclore regional (culinaria, festivales, etc.), que, en verdad, constituyen alternativas de generación de empleo e ingresos para la población local.

Comercialización de las Commodities Ambientales

Con el objetivo de estimular la organización social, cito un ejemplo de comercialización asociativa e cooperativa exitosa. Es el caso de los productores de flores de Holambra (SP). Además de producir con control y gestión adecuados a sus necesidades, la fuerza de la producción colectiva y el patrón de calidad han hecho que sus productos ganaran espacio y reconocimiento nacional.

Hoy día se ven flores de Holambra aún en novelas globales. Esta producción, sin embargo, todavía está en el patrón de las commodities convencionales, pues cuenta con el uso de agrotóxicos. Aún así, logró adoptar otro criterio para decidir sobre estandarización, comercialización y criterios de precios, libertándose del sistema de monocultivo. La producción de flores es diversificada, lo que hace con que el precio se mantenga por encima del costo de producción, permitiendo una margen de lucro para sus productores asociados e cooperados.

Inspirados en el ejemplo de comercialización de la Cooperativa Agrícola de Holambra con el sistema de Subasta de Flores (Veiling) – una bolsa que forma precio con estructura y organización bien distintas de las Bolsas de Valores de Mercancías y de Futuros cuyo propietarios son banqueros y agentes – desarrollamos un proyecto de comercialización de las commodities ambientales, además de nuevos criterios integrados y participativos de estandarización con asociación.

Sin embargo, el gobierno también precisa incentivar más ese tipo de producción alternativa y comunitaria. La Agencia de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), por ejemplo, exige normas de vigilancia sanitaria y patrones de industrialización que hacen inaccesible a las mujeres de Campos dos Goytacazes presentar sus dulces de guayaba en los supermercados brasileños (además de su ciudad). ¿Quién logra llegar a los supermercados para vender un dulce? Con raras excepciones, solamente las grandes empresas de alimentos industrializados.

El cuestionamiento que se hace es justamente este. Abrir espacio para que personas como las productoras de dulces salgan de la marginalidad del sistema económico. Que ellas también puedan poner su dulce en el mostrador y este concurra con un dulce industrializado, con un precio que sea compatible con su capacidad de producción. No se trata de industrializar el dulce de guayaba, sino de mantener un patrón artesanal de tradición de ese producto. Si no hay criterios fitosanitarios, entre otros criterios, para traer hacia dentro esa producción que es hecha al margen del sistema, ellas serán siempre expoliadas y no tendrán poder de decisión. Lo que se pretende es que sea creado un mercado alternativo y que ese mercado tenga las mismas condiciones y pueda, sobre todo, decidir cómo, cuándo y qué produce.

El término commodities ambientales es, por veces, utilizado de manera destorcida, como que haciendo referencia a las commodities convencionales, pero aplicado a asuntos ambientales, como los créditos de carbono, o clasificando las matrices ambientales, que son bienes comunes y/o procesos (agua, energía, biodiversidad, florestas, minerales, reciclaje y reducción de contaminantes – agua, suelo y aire), a la commoditização y financiarización de la naturaleza, cuando las commodities ambientales son las mercancías originarias de estas matrices.

Nunca dijimos que matrices ambientales son mercancías y tampoco propusimos instrumentos económicos para mercantilizarlas y financierizarlas, aunque el entendimiento del sentido común busque resumir la expresión “commodities ambientales” al conjunto de mercancías y sus matrices, ya que una (la commodity) no existirá sin preservar y conservar a la otra (matriz).

Por el contrario, la defensa de las commodities ambientales, y sus matrices, consiste justamente en el derecho de uso de los bienes comunes por las presentes y futuras generaciones y en el principio de la “dignidad de la persona humana”. Tal propuesta sería inconstitucional y contraria a lo que se discute hace 20 años. La estrategia “commodities ambientales” fue adoptada hace 20 años, para construir colectivamente una cultura de resistencia, exactamente para combatir la degradación ambiental, la exclusión social con sus desigualdades e, principalmente, el poder de autofagia del sistema financiero.

Esta apropiación indebida la hicieron los negociantes del mercado de carbono. Ellos buscaban un término diferente de la expresión “créditos de carbono”, una palabra que ya denuncia un error operacional. Al final, si se pretende reducir la emisión, ¿por qué acreditar permisiones para emitir? Contadores, administradores de empresa y profesionales del sector financiero no entendían cómo se reduce emitiendo un crédito que entra en el balance financiero como activo y no como pasivo.

Como el término créditos de carbono no estaba siendo bien aceptado por gente que entiende de mercado, adoptaron la expresión commodities ambientales para intentar justificar créditos de carbono. En verdad, lo que estaban era comoditizando la contaminación, con la debida financiarización. Es lo que consideramos práctica de acoso conceptual subrepticio: cuando se apropian de las ideas ajenas , las vacían de su contenido original y la llenan con contenido espurio. Es importante resaltar que ese “modus operandi” está ocurriendo también con otras iniciativas y temas, como las cuestiones de género y etnia, banderas tan duramente conquistadas por años de trabajo, y que nos son tan caras.

Mercado de Activos Ambientales

Después de mucha crítica y de varias intervenciones en el medio especializado en finanzas, cambiaron la nomenclatura para reducciones certificadas e emisión (RCEs); aún así, la confusión ha persistido, exigiendo un largo y complejo debate sobre cuál sería la naturaleza jurídica y tributaria de los “créditos de carbono”, una vez que tal mercancía no existe.

De acuerdo con el “Proyecto de Fortalecimiento de las Instituciones e Infraestructura del Mercado de Carbono en Brasil”, de autoría de los despachos Leoni Siqueira Advogados e ASM Asset Management, financiado por el Banco Internacional para Reconstrucción y Desarrollo (Banco Mundial), con recursos del Programa de Asistencia Técnica del Fundo Fiduciario para el Desarrollo de Políticas y Recursos Humanos (PHRD) del gobierno japonés, para el Banco Mundial, Bolsa de Valores, Mercancías y Futuros (BM&FBOVESPA) y Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP), como propuesta para la “Reglamentación de los Activos Ambientales en Brasil”, los créditos de carbono, el RCE (Reducción Certificada de Emisión), es un activo financiero con naturaleza jurídica de título mobiliario impropio de legitimación.

Según el parecer jurídico y tributario publicado en la Revista de la Receta Federal – Estudios Tributarios y Aduaneros (2015), “ La naturaleza jurídica y la incidencia de tributos federales sobre los negocios jurídicos envolviendo las Reducciones Certificadas de Emisión (RCE) (Créditos de Carbono)”, del auditor-fiscal y juzgador de la Séptima Turma de la Comisaría de la Receta Federal de Juzgamiento de São Paulo, Mauro José Silva, en la que fue analizada la definición de la expresión “commodity ambiental” (EL KHALILI, 2009):

El artículo trata de la incidencia de tributos federales en los negocios jurídicos que envuelven RCEs, abordando la naturaleza jurídica de tales certificados y apuntando nuestra conclusión sobre la carga tributaria aplicable, así como trae la posición oficial del fisco federal sobre la tributación. La discusión sobre la naturaleza jurídica analiza las siguientes alternativas: bien incorpóreo, commodity ambiental, título o valor mobiliario y derivativo, concluyendo ser adecuado comprender las RCEs como bien incorpóreo […] […] Así siendo, Gabriel Sister concluyó, acertadamente, que la commodity presupone la existencia material de un bien que se sujetará a la distribución para consumo. Como las RCEs representan bienes intangibles queda apartada la posibilidad de encuadrarlas en la definición de commodity. Como no admitimos que las RCEs son commodities, como género, no hay espacio para que sean admitidas en la especie de las commodities ambientales, en sentido jurídico.

REDD e Riesgo Sistémico

Los defensores de la REDD (Reducción de Emisión por Deforestación y Degradación) promovida por los créditos de compensación (Carbono) afirman que, a pesar de ese recurso ofrecer a los países industrializados una permisión para contaminar, con la compensación, el gobierno establece un límite para estas transacciones. Tal afirmación no encuentra respaldo en la realidad. Ese control tanto no es hecho de manera adecuada que, en 2012, fue levantada una polémica en el parlamento europeo de grupos que exigían a la Comunidad Europea la retención de 900 millones de permisos de emisión autorizados después del mercado haber sido inundado por estas permisiones (cap and trade). Son permisiones obtenidas por los órganos gubernamentales que las vendieron cuando la cotización de los créditos de carbono estaba en alta, y que cayeron para casi cero.

Entonces, en la teoría puede ser muy bonito, pero entre la teoría y la práctica hay una distancia oceánica. También hay lo siguiente: aunque haya un control regional, a partir del momento en que un título de esos va al mercado financiero y puede ser cambiado entre países y Estados en un sistema globalizado, queda la cuestión ¿quién controla el sistema de esos? Se internamente, con nuestros títulos a veces ocurren fraudes y pérdida de control, tanto con la emisión cuanto con las garantías ¿cómo se va a controlar algo que está migrando de un canto a otro? Es prácticamente imposible controlar volúmenes vultuosos de un mercado intangible y de difícil mensuración.

Movimiento No-Redd Rice

China y California planean utilizar a los arrozales como fuente para créditos de carbono, lo que provocó una reacción de la comunidad ambiental con el movimiento No-Redd Rice.

REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) es la compra de un título en créditos de carbono sobre un área de floresta que debe ser preservada. Se trata de un ejemplo más de financiarización de la naturaleza, pues vincula la comunidad local a un contrato financiero en que queda impedida de manejar el área por muchos años, mientras la otra parte del contrato sigue produciendo y emitiendo contaminación del otro lado del mundo. También hay proyectos de REDD que alían la conservación con la preservación ambiental, pero con complejas y polémicas condicionantes que han culminado en más degradación y violación de los derechos humanos, conforme denuncias apuradas por el Dossier ACRE.

En el caso del arroz con REDD, acontece lo siguiente: con el entendimiento de que una floresta secuestra carbono, y que es posible emitir créditos de carbono sobre un área preservada de floresta, el argumento es que la plantación también secuestra. El transgénico, incluso, secuestra más carbono que la agricultura convencional, porque la transgenia promueve el crecimiento más rápido de la planta y acelera el ciclo del carbono. Entonces, cualquier cosa que se siembre en el monocultivo intensivo, como la caña o la soya, también va a secuestrar carbono. Por eso es que el agro-negocio desea emitir créditos de carbono también para la agricultura. ¿Podemos decir que no secuestra? No ¡realmente secuestra! Pero, ¿y cuanto a los impactos socio-ambientales?

El movimiento internacional contra el REDD con arroz se está posicionando, por entender que eso presionará a toda la producción agropecuaria mundial, haciendo los medianos y pequeños productores, los campesinos, los pueblos tradicionales, los pueblos indígenas nuevamente rehenes de las trasnacionales y de los impactos socio-ambientales que este modelo económico, comprobadamente excluyente está causando, además de perturbar directamente el derecho a la soberanía alimentaria de los pueblos, vinculando el modelo de producción a la biotecnología y con nuevos experimentos bio-geo-químicos.

El problema es que, si el crédito de carbono fue creado con el objetivo de disminuir los impactos ambientales, no se puede someter la posibilidad de solución del problema a un monocultivo que genera impactos de la misma forma.

Otra cosa importante es que, aunque el concepto commodity ambiental siga en construcción colectiva y en permanente discusión, hoy tenemos la certeza de lo que no es una commodity ambiental. Las commodities ambientales no son transgénicas ni pueden ser producidas con derivados de la biotecnología – como biología sintética y ni con geo-ingeniería. No son monocultivo; no pueden concentrarse en grandes productores, no causan enfermedades por el uso de minerales cancerígenos (amianto), no usan productos químicos, ni envuelven la contaminación o factores que puedan crear problemas de salud pública, pues estos elementos generan enormes impactos ambientales y socio económicos.

La producción agrícola, como es hecha hoy, incentiva el productor a cambiar su producción de acuerdo con el valor que paga el mercado. Entonces, si la demanda es de guayaba, solamente se siembra guayaba. En las commodities ambientales, no. No es el mercado, sino el ecosistema que tiene el poder de determinar los límites de la producción. Con la diversificación de la producción, cuando no es tiempo de guayaba es de caqui; se no es caqui, en la próxima zafra hay pequi y en la siguiente sandía. Si empezamos a interferir en el ecosistema para mantener el mismo monocultivo durante los 365 días del año, vamos a generar un impacto gravísimo.

Binomio Agua y Energía

Agua virtual es la cantidad necesaria para la producción de las commodities destinadas a la exportación. En el Medio Oriente, o en otros países en crisis de abastecimiento, como no hay agua para la producción agrícola extensa, la alternativa es importar alimento de otros países. Cuando se está importando alimento, también se importa, con el agua, lo que este país invirtió para tenerla o mantenerla, y que el otro dejó de gastar.

Lo que se defiende, en nuestra línea de raciocinio, es que cuando exportamos commodities convencionales (soya, maíz, buey, etc.), se pague también por esta agua. Sin embargo, no se paga ni el agua, ni la energía o el suelo gastado para la producción de aquel monocultivo extensivo. La comoditización convencional, en el modelo seguido en Brasil desde su descubrimiento, es altamente consumidora de energía, de suelo, de agua y biodiversidad, e ese costo no está agregado al precio de la commodity. El productor no cobra ese valor, pues vende la soya por el precio formado en la Bolsa de Chicago. Quién compra commodity quiere pagar barato; siempre va a presionar para que el precio sea bajo.

Crisis Hídrica

Aún sobre el agua, si es en la escasez de recursos que estos pasan a ser valorizados como mercancía, se puede afirmar seguramente que es inminente una crisis mundial en el abastecimiento hídrico.

Consideramos esta cuestión la más grave y demás emergencia en el mundo. Sin agua no hay vida; ella es esencial para la sobrevivencia del ser humano y de todos los seres vivos. La falta de agua es muerte inmediata en cualquier circunstancia. En Brasil no estamos libres del problema del agua, como lo ha probado, en 2014-2016, la crisis hídrica del Sur e Sureste del País.

Mucha agua está siendo contaminada con desecho de efluentes, agro tóxicos, químicos y podrá ser también con la exploración de gas de pizarra, por ejemplo, que para fracturar la roca utiliza una técnica que puede contaminar las aguas subterráneas y el aire con emisión de gas.

Los investigadores y la media dan énfasis muy grande a los cambios climáticos que, sin profundizar la discusión sobre las causas, es consecuencia. Se da destaque al mercado de carbono como “la solución”, sin dar prioridad a la causa, que es el binomio agua y energía. El modelo energético adoptado en el mundo colabora para esos desequilibrios climáticos, probablemente el mayor responsable entre todos los factores. Nuestra civilización es totalmente dependiente de la energía fósil. En Brasil tenemos un doble uso del agua: para producir energía (hidroeléctricas), y para producción agropecuaria e industrial, además del consumo humano y de los demás seres vivos.

Es necesario producir tanta energía porque nuestro patrón de consumo es altamente consumidor de recursos naturales. Seguimos barrando ríos y haciendo hidroeléctricas. Cuando barramos ríos, matamos todo el ecosistema que es dependiente del ciclo hidrológico. Caso el binomio agua y energía se resuelva, también será resuelto el problema de la emisión de carbono. Cuando se resuelve la cuestión hídrica, se recomponen las florestas, las matas ciliares, la biodiversidad. El flujo de oxígeno en el ambiente y la propia naturaleza trabajarán para reducir la emisión carbono. Se no atacamos las causas, quedaremos circulando en torno a las consecuencia, sin encontrar una solución real y eficiente para las presentes y futuras generaciones.

(*) Colaboradora de Diálogos del Sur, es profesora de economía socio-ambiental. Es editora de las redes Movimento Mulheres pela P@Z! e Aliança RECOs – Redes de Cooperação Comunitária Sem Fronteiras.

Referencias:

COSTA, Andriolli. As commodities ambientais e a financeirização da natureza. Entrevista especial con Amyra El Khalili –http://www.ihu.unisinos.br/. Acesso: 22 janeiro de 2014. Capturado em: 16 fev. 2017.

ÁVILA, Fabiano. “ Permissões para poluir não são commodities”, afirma Amyra El Khalili. Entrevista Instituto Carbono Brasil. Acesso em: 11 mai. 2012. Capturado em: 16 fev. 2017. http://ghgprotocolbrasil.com.br/

BM&F Bovespa e Santander fecham parceria no setor de mercado de carbono. Acesso em: 17 mai. 2012. Capturado em: 16 fev. 2017.http://economia.uol.com.br/

SIQUEIRA, Leoni Advogados e ASM Asset Management.Projeto de Fortalecimento das Instituições e Infraestrutura do Mercado de Carbono no Brasil. Proposta para a “Regulamentação dos Ativos Ambientais no Brasil”. Edição Banco Mundial, BM&FBOVESPA e Financiadora de Estudos e Projetos (FINEP), 2010.

SILVA, Mauro José. “A natureza jurídica e a incidência de tributos federais sobre os negócios jurídicos envolvendo as Reduções Certificadas de Emissão (RCE) (Créditos de Carbono)”, Revista da Receita Federal – Estudos Tributários e Aduaneiros, 2015. v. 2 nº 1, 2015. Acesso em: 16 fev. 2017. Publicado em 26 fev. 2016. Acesso em: 16 fev. 2017. http://www.revistadareceitafederal.receita.fazenda.gov.br/

Evento na Bolsa discute o Mercado de Ativos Ambientais. Acesso 11.08.2015. Capturado em 16.02.2017.http://www.agricultura.sp.gov.br/

EL KHALILI, Amyra. Carbono na COP 22: um eficiente indexador para combustíveis fósseis. Acesso em: 21 nov. 2016. Capturado em: 16 fev. 2017.http://port.pravda.ru/
______. A construção de outro modelo de finanças depende de uma estratégia socioambiental. Capturado em: 8 fev. 2017. Publicado em: 8 fev. 2017. http://revista.rebia.org.br/

DOSSIÊ ACRE – Conselho Indigenista Missionário (Cimi). Regional Amazônia. Documento Especial para a Cúpula dos Povos – O Acre que os mercadores da natureza escondem. 2012. Acesso em: 24 jul. 2016. Capturado em 8 fev,2017. http://www.cimi.org.br

Alainet

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