Ecopoemas: el legado ambiental del chileno Nicanor Parra

Este martes, el antipoeta e ícono de las artes en Chile, Nicanor Parra, murió a los 103 años.

El autor de “Poemas y antipoemas” (1954) pasó los últimos años de su vida en su hogar en el balneario de Las Cruces, aunque su deceso se produjo en su casa de la comuna de La Reina.

Legado ambiental

Pese a sus reconocidas obras literarias, la vida de Parra tiene muchos matices que la hacen verdaderamente interesante, como la relación con su hermana Violeta; sus variadas relaciones amorosas; o su ambigüedad política en una época tan delicada, como lo fue la década de los 70′. Pero también hay un aspecto menos conocido de su existencia y que lo marca hasta el día de hoy: la adopción del movimiento ecologista a inicios de los 80′.

Según cercanos, Parra cansado de los ataques de derecha e izquierda, por no definir públicamente una militancia, se acercó al ecologismo, definiendo esto con una singular frase: “Nicanor Parra: Ni socialista ni capitalista/Ecologista” .

Desde ese momento, Nicanor participó de diversas cruzadas ambientalistas, como la defensa de los bosques nacionales’, con lo que salía de un largo período de silencio autoimpuesto y la razón, dijo, fue el descubrimiento del método ecológico. “De lo contrario yo no tendría pitos que tocar en este país. El método ecológico es una crítica al sistema pero desde un ángulo nuevo, que no está contaminado todavía con los ideologismos. De manera que es muy posible que incluso se simpatice con este planteamiento. Y en cierto sentido eso ya ha ocurrido”.

De esa forma, Parra inició una férrea defensa del medio ambiente a través de sus poemas, a los cuales definiría pronto como “ecopoemas”.

Aquí, una selección de los mejores:

Ecopoemas

dice compañero léase ecompañero
..” ..compromiso ..”…. ecompromiso
..” ..constitución
hay que luchar x una econstitución

Como su nombre lo indica
el Capitalismo está condenado
a la pena capital:
crímenes ecológicos imperdonables
y el socialismo burrocrático
no lo hace nada de peor tampoco

poco serio Sr. Alcalde
todavía quedan algunas palmeras en pie
en la Av. La Paz
y algo que no tiene color a nada:
veo pocas señoras prostitutas
ojo Sr. Alkalde
esto ya no parece Santiago de Chile

Qué le dijo Milton Friedman
a los pobrecitos alacalufes?
-A comprar a comprar
quel mundo se vacabar

Peatones

Héroes anónimos de la
ecología
EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
SAQUEO DE LA NATURALEZA
COLAPSO DEL MEDIO AMBIENTE
vicios de la sociedad de consumo
que no podemos seguir tolerando:
¡hay que cambiarlo todo de raíz!
dice: proletarios del mundo uníos
debe decir
peatones del mundo uníos
EL MUNDO ACTUAL?
EL inMUNDO ACTUAL!

“Agnus Dei“

Horizonte de tierra
Astros de tierra
Lágrimas y sollozos reprimidos
Boca que escupe tierra
Dientes blandos
Cuerpo que no es más que un saco de tierra
Tierra con tierra -tierra con lombrices.
Alma inmortal-espíritu de tierra.

Cordero de dios que lavas los pecados del mundo
Dime cuántas manzanas hay en el paraíso terrenal.
Cordero de dios que lavas los pecados del mundo
Hazme el favor de decirme la hora.

Cordero de dios que lavas los pecados del mundo
Dame tu lana para hacerme un sweater.

Cordero de dios que lavas los pecados del mundo
Déjanos fornicar tranquilamente:
No te inmiscuyas en ese momento sagrado.

Consumismo

derroche
despilfarro
serpiente que se traga su propia cola

dice:
proletarios
versos
burgueses
léase:
pacíficos peatones
versus
asesinos del volante

Catastrofista?

claro que sí
pero MODERADO!

El error consistió
en creer que la tierra era nuestra
cuando la verdad de las cosas
es que nosotros somos de la tierra

Artefactos ecológicos

Francamente no sé qué decirles
estamos al borde de la III Guerra Mundial
y nadie parece darse cuenta de nada
si destruyen el mundo
¿creen que yo voy a volver a crearlo?

Recuerdos de infancia:
los árboles aún no tenían forma de muebles
y los pollos circulaban crudos x el paisaje

Buenas Noticias:
la tierra se recupera en un millón
de años
Somos nosotros los que desaparecemos

Codex Verde


Nicanor Parra: de la Antipoiesis a la Ecopoiesis – Juan Gabriel Araya Grandón

1. Nicanor Parra y la Ecocrítica

La poesía de Parra se distingue por poner en funcionamiento una gran variedad de discursos de diferente índole y distinta intencionalidad. Su repertorio es amplio. La puesta en escena de los discursos parrianos resulta de la inserción de influencias culturales, políticas y sociales heterogéneas, tomadas al paso en las diferentes etapas de su producción. A la par, el poeta mantiene un diálogo polémico con autores y textos del corpus poético chileno y de la literatura universal, demostrando elasticidad y flexibilidad en la recepción y rechazo tanto de ideas vetustas como renovadas.

La vigencia del discurso de Parra radica en la capacidad crítica que éste posee de poner en tela de juicio los “progresos” de la modernidad e insertarse como un pionero de lo postmoderno en poesía, hasta el punto que, siendo un integrante destacado de la generación del 38, logra establecer vínculos con las últimas promociones literarias del país, sobre todo con aquellas que, abandonando la ortodoxia de la poesía políticamente militante, colocan en el centro de sus preocupaciones una sociedad regida por el consumismo, los medios masivos de comunicación, “la pornocultura y el basurarte” (Véjar 2005).

A partir de elementos marginales, incluidos graffitis recogidos en las paredes de los baños públicos y murallas, Parra construye una poesía fuera de la tradición discursiva habitual, acercándose a los movimientos que emanan del pop art y las vanguardias históricas, creando textos que simbolizan y denotan sarcásticamente, con diversas estrategias de escritura, los problemas de las sociedades contemporáneas, tal y como lo han hecho otros en distintas disciplinas artísticas (Andy Warhol, Marcel Duchamp o Woody Allen, en el mundo occidental). El guiño vanguardista parriano se manifiesta en la yuxtaposición y superposición de textos y discursos de múltiple complexión; tal es el caso de las instalaciones, sus “Obras públicas” (2006), collages, creación de logotipos, fabricación en serie de tarjetas, etc. Iconoclasta al extremo, Parra se mofa de su propia (anti)poesía, bombardeándola por dentro. Los rasgos más característicos de ésta son la desaparición del hablante lírico, condensación y expansión verbal máxima, intertextualidad transliteraria, reescritura y la asunción de subgéneros literarios y “alocuciones retóricas como modo de producción poética” (Ibáñez 1972: 50).

En este trabajo, nuestro objetivo es estudiar aspectos de la poesía de Nicanor Parra desde el punto de vista de la “ecocrítica” (“ecocriticism”). Naciente de la crítica anglosajona, el ecocriticism proviene del ensayo de William Rueckert titulado “Literature and Ecology: An Experiment in Ecocriticism” (1989). La Ecocrítica, cuyos referentes originales son ecocriticism green criticism, se define como “el estudio de las relaciones entre la literatura y el medio ambiente” (Glotfelty y Fromm 1996: xiii). Explora la visión de la naturaleza en obras que manifiesten una preocupación por denunciar o hacer ver éticamente la relación del hombre con su medio natural, su lugar, su “oikos“. Conviene acotar que este planteamiento no incluye la totalidad de la producción parriana, pues su foco de atención se reduce a la obra más manifiesta en el sentido de llevarla a cabo según una dirección ecologista o comprometida en el interior de su visión postmoderna de la sociedad, en la que se descarta la estructura que sostenían los grandes relatos.

Dos de los discursos parrianos se entroncan directamente con nuestras preocupaciones. Parra establece una primera aproximación ecológico-poética en el inaugural Poemas y Antipoemas (1954). Dicho acercamiento habita en textos de intención pedagógica y lirizante. De éstos, podemos destacar “Defensa del árbol” y “Se canta al mar”. Esta mirada “ecopoética” se ve intensificada en el texto “Los vicios del mundo moderno”, poema en el cual Nicanor Parra ejecuta una fuerte crítica a las sociedades capitalistas, específicamente a sus adelantos tecnológicos, su liberalismo económico y su intervención en la naturaleza, carente de toda ética (Binns 2002: 59-60). Estos son los vicios que producirían, según Parra, la degradación de la naturaleza a manos de los “delincuentes modernos”, maleantes formados en una lógica capitalista, o bien sumidos en una inconsciencia total, que no aquilatan la catástrofe que provocará su violenta intrusión en los dominios del reino natural: “Los delincuentes modernos / Están autorizados para concurrir diariamente a parques y jardines […] E instalan sus laboratorios entre los rosales en flor” (Parra 1956: 137). La transformación del mundo por los adelantos técnicos y tecnológicos hace posible que el sujeto esquizofrénico parriano visualice en mejor forma la mutabilidad espiritual del mundo, afectado ahora por la artificialidad, la desaparición de los referentes reales, la degradación de la belleza, y la irrupción de una estética del simulacro (cf. Jameson 1991: 22): “Como queda demostrado, / el mundo moderno se compone de flores artificiales, / Que se cultivan en unas campanas de vidrio parecidas a la muerte” (Parra 1956: 139). Se denuncia que el planeta se ha convertido en un basural altamente tóxico, sin sujeción al orden natural; una situación fuera de control, incluso para los creadores, inventores, ingenieros y libremercadistas, quienes también sufren los efectos de haber creado un monstruo con un poder de destrucción ilimitado: “El mundo moderno es una gran cloaca: / Los restoranes de lujo están atestados de cadáveres digestivos / Y de pájaros que vuelan peligrosamente a baja altura […] Los industriales modernos sufren a veces el efecto de la atmósfera envenenada” (140).

Las posibilidades de recuperación del orbe merman cada día; si bien es cierto la “primavera devuelve al hombre una parte de las flores desaparecidas” (141), no es suficiente para reproducir la integridad de lo perdido, y lo que es peor, de lo desaparecido. Las flores, como se sabe tradicionalmente, desde antiguo representan poéticamente la vida misma, y ésta es la que está, finalmente, en una situación límite.

La contaminación física debilita al hombre y a la sociedad en su conjunto, triturando sus valores. La desaparición de los referentes de la realidad mutila la capacidad de creación y reacción espiritual del ser humano, quedando a merced del desamparo. Este es el punto de partida desde el que Parra analiza la crisis de la modernidad, la decadencia total de la era industrial y conjetura acerca de la irrupción de la era que le sucede. Nos referimos al poema “Soliloquio del individuo”, título que clausura Poemas y Antipoemas. En él se narran los diferentes estadios por los que ha pasado la humanidad, pero desde el punto de vista del individuo y sus oscilaciones. El viaje comienza en la prehistoria, de manera secuencial se enumeran, agónicamente, los avances de la civilización: “Yo me sentía morir; / Inventé unas máquinas, / Construí relojes, / Armas, vehículos / Yo soy el individuo / Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos, / Apenas tenía tiempo para sembrar” (153-4). Se concluye con la idea básica de regreso al valle originario. Aun así, rescatar al hombre de su individualismo es una tarea irrealizable, porque la vida, según el sujeto, carece de sentido: “Mejor es tal vez que vuelva a ese valle, / a esa roca que me sirvió de hogar, y empiece a grabar de nuevo, / de atrás para adelante grabar / el mundo al revés. / Pero no: la vida no tiene sentido” (155).

En los versos anteriores encontramos una enumeración caótica que da cuenta de la inutilidad de los esfuerzos del ser humano por alcanzar la felicidad; el avance resulta vano y estéril, puesto que, a final de cuentas, este individuo desea retornar a la roca primigenia, a su primer hogar. La pérdida de la relación con la tierra (“Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos, / Apenas tenía tiempo para sembrar”) desvitaliza al individuo, quien comienza a convertirse en un “sobreviviente” en detrimento de su calidad de “ser viviente”. Su condición de sembrador de nueva vida se vuelve exigua; lo mismo sucede con la tradición de enterrar apropiadamente a sus muertos, a sus hermanos.

2. Sobre los “ecopoemas”

En 1963, Parra propondrá en su poema “Manifiesto”, “la poesía de la naturaleza” en oposición a la “poesía de las nubes”, la “poesía de café” y a la “poesía de salón”. Sin embargo, en 1982, el poeta publica una plaquette titulada Ecopoemas, que luego formará parte de su libro Poesía Política (1983), hecho que indica una intensificación temática que lo pone a tono con el discurso de la “ecología profunda”. Parra no sitúa sus motivos ecológicos en el habitual paisaje rural chileno, sino que, más bien, en una suerte de mirada urbana relacionada con la sociedad de libre mercado que se impone como modelo globalizante, en la cual se inscribe, fervientemente, la administración política de nuestro país.

Es claro que la postura del poeta se radicaliza desde Poesía Política, pues supera el antiguo discurso ecológico, con intenciones didácticas, asumiendo un discurso ecologista, políticamente comprometido. El hablante parriano, manteniendo su tono irónico habitual, desmitifica la doctrina económica vigente, advirtiendo acerca de los riesgos que significan la contaminación y otros “vicios” contemporáneos. Una vez más, Parra ha dado en el clavo, tal como lo hizo cuando postuló el antipoema, que fue desde siempre una escritura transgresora en relación con la tradición poética. Conviene aclarar que en Chile el gran poeta Carlos Pezoa Véliz (1879-1908) introduce el tono coloquial urbano-popular, así como una mirada a los objetos y personajes social y literariamente excluidos, planteándose como precursor de la antipoesía.

Centrémonos en los “Ecopoemas”. Parra señala en la época de publicación de éstos los daños ecológicos que se producen en la actualidad, causados por el hombre y su desenfreno codicioso. En este sentido nos resulta paradigmático el poema “Estimados alumnos”:

ESTIMADOS ALUMNOS
adiós estimados alumnos 

y ahora a defender los últimos cisnes de
cuello negro
que van quedando en este país
a patadas
a combos
a lo que venga:
la poesía nos dará las gracias (1983: 158).

 

El poema, escrito hace más de veinte años, increíblemente, vaticina el desastre ecológico del Río Cruces, ocurrido en Valdivia en el año 2005, hecho que significó la muerte masiva de cisnes de cuello negro por efecto de la descarga de residuos industriales líquidos riles a este cuerpo de agua por parte de la Planta Valdivia de la Celulosa Arauco (CELCO). Estos desechos tóxicos desembocan en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter. Las consecuencias del vaticinio de Parra fueron confirmadas por el director del Instituto de Geociencias de la Universidad Austral de Chile, Sandor Mulsow: “El santuario de la naturaleza Carlos Anwandter no se recuperará mientras CELCO siga funcionando allí. La lógica indica que el Gobierno debe cerrarla”. El científico publicó en el 2006, en la prestigiosa revista científica estadounidense Ethics in science and environmental politics (“Ética en ciencias y políticas medioambientales”), un primer estudio que culpa directamente a CELCO Valdivia de la muerte y migración de los cisnes de cuello negro en la citada reserva ecológica, al demostrar que las 40 toneladas diarias de sulfato que vierte la industria provocaron que el alimento de las aves, el alga llamada “luchecillo”, no hiciera fotosíntesis y se extinguiera.

En “Estimados alumnos”, la condición de poeta de Nicanor Parra va estrechamente ligada a la condición de un profesor que dicta su última clase, entregándole a las nuevas generaciones un mensaje de preservación de las especies. Esto constituye, por un lado, un singular y actualizado afán ecologista-didáctico y, por otro, un acto antipoético. Pese al escepticismo de Parra, éste da a conocer de manera sistemática una ética construida sobre la base de la ironía y el sarcasmo, sin asumir el papel de héroe del ecologismo, de salvaplanetas de turno, sino que apenas el de un sujeto que grita por la muerte de unos cuantos cisnes. Esto basta para dar a conocer lo que Parra llama una “medida revolucionaria”, iluminada por la “conciencia de especie”, parodiando el lenguaje guerrillero y marxista.

Interesa destacar que el propio Nicanor señala su giro ecologista. La antipoesía tradicional y su atmósfera cerrada, escasa en oxígeno y alta en ácido, es desplazada por una mirada exterior que convierte al sujeto en alguien preocupado por la mantención del equilibrio natural. Nos parecen reveladoras las declaraciones que el poeta emite a la periodista Malú Sierra, en las que representa su preocupación por la supervivencia de la especie humana; si antes el asunto se refería a los cisnes, ahora el poeta se ocupa de los hombres y la comunidad:

– Todo lo que yo hago es de orden ecológico. Antes me interesaba la actividad antipoética. Pensaba que ese método me servía para sobrevivir, pero en el supuesto que el planeta era infinito. Una casa donde cada uno puede vivir como quiera. Así se pensó en una época, pero no es así. Era una sobrevivencia mental porque con eso yo podía defenderme de la contaminación mental. Pero resulta que por muy sobreviviente que fuera en mi espíritu, mi cuerpo está amenazado de desaparecer. Además, uno tiene conciencia de especie. Conciencia de la tribu. Uno quiere que la tribu continúe (Sierra 2005).

La propuesta ecologista de Nicanor Parra se encuentra, asimismo, en sus últimos “artefactos”. Uno de ellos, incluido en el discurso que leyó en 1996 en la Universidad de Concepción con motivo de su nombramiento como Doctor Honoris Causa (“Discurso del Bío-Bío”), dice: “Muchos los problemas / una la solución: / Economía Mapuche de Subsistencia”. La posibilidad de supervivencia del planeta se encuentra precisamente en el contenido del “artefacto”. Parra es un adherente a la cultura mapuche (piénsese, por ejemplo, en la expresión mapuche “Mai mai peñi”, en su “Discurso de Guadalajara”). Y esto por razones ecológicas: afirma que los mapuches se reducían al mínimo, no eran consumistas ni despilfarraban, sembraban lo estrictamente necesario para subsistir, criaban animales y no existía el comercio de la manera brutal que existe hoy en día (Quezada 1999: 87-8). En esa dirección, por ejemplo, Parra asegura el no comprar ropa nueva, sino que de segunda mano.

Vislumbramos una apertura performativa en la actitud parriana. El poeta apuesta ahora por el hacer y no sólo por el decir. Sin embargo, este pensamiento no es nuevo en Parra. Niall Binns afirma que “aunque la antipoesía se hizo ecopoética aparentemente de golpe, a comienzos de los ochenta, el despertar de una conciencia ecológica en Parra remite, como él mismo ha dicho, a su experiencia de la (contra)cultura neoyorkina de finales de los años sesenta y comienzos de los setenta” (2002: 59).

Como se ha dicho, el poeta comienza a tomar conciencia del problema ecológico a fines de la década de los sesenta, específicamente en 1968, cuando toma contacto con colectividades e intelectuales alternativos de los Estados Unidos con quienes participa en diversas actividades ecologistas que, posteriormente, reproducirá en Chile (Morales 1991: 119-22). Particularmente nos referimos a las cátedras dictadas por el poeta en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile y a las conferencias que ofreció sobre el tema (Carrasco 1990: 233-4).

Parra, perturbado por la alarmante situación de degradación ambiental de nuestro planeta, se aproxima poética, académica y militantemente a la “ecología profunda” (deep ecology), sistema de pensamiento de carácter radical que a partir del problema ecológico busca realizar una crítica de los fundamentos del mundo occidental. Es conveniente aclarar que esta concepción nace de los aportes del filósofo noruego Arne Naes, quien sugería en su artículo “The Shallow and the Deep, Long-Range Ecology Movements: A Summary” (1973) que los esfuerzos ecológicos debían dirigirse a los cimientos culturales que habían empujado a Occidente al abismo en que se encontraba.

Para el intelectual escandinavo, en la problemática ecológica existen dos corrientes de intervención: una superficial, de corto alcance, de soluciones rápidas e inmediatistas, y otra profunda, de largo alcance, que significa luchar por un cambio en las ideas que han sostenido a nuestra civilización, a fin de reequilibrar la relación humana con el medio ambiente, es decir, un cambio paradigmático en nuestra relación con el planeta. De este modo, Nicanor Parra en sus “Ecopoemas” se suscribe a esta última vertiente, cuestionando la estabilidad de los sistemas políticos, económicos, sociales, filosóficos, religiosos y culturales de Occidente, en virtud de la incompatibilidad de éstos con el modelo de cambio trascendental planteado por Naes y sus continuadores.

3. Los nuevos vicios del mundo postmoderno

Recordemos que Parra en su antipoema “Los vicios del mundo moderno” enumera una serie de rasgos negativos, reñidos con el humanismo, que caracterizan la sociedad contemporánea. En una revisión de los “Ecopoemas” y de “Guatapiques” (Poesía política), podemos encontrar “nuevos vicios del mundo moderno” que en el contexto de la postmodernidad y/o hipermodernidad definen una reescritura crítica de la poética parriana contestataria y epocal (Araya 2002: 56). En suma, estos vicios (actualizados temáticamente, pues incorporan la visión de la ecología profunda) no son distintos a los anteriores. La nómina siguiente ejemplifica lo enunciado:

3.1. VICIOS ECOLOGICOS QUE SE RELACIONAN CON EL CONTEXTO GEOPOLITICO:

Dictadura militar: “pinochetista / refractario a la información ecológica / lo siento mucho/
CHANCHO CON CHALECO” (Parra 1983: 156).
Guerra Fría (críticas al capitalismo y al socialismo):
Como su nombre lo indica
el Capitalismo está condenado
a la pena capital:
crímenes ecológicos imperdonables
y el socialismo burrocrático
no lo hace nada de peor tampoco (149).
Armamentismo: “un tanque vale alrededor de un millón de $$$ / con esa plata se podrían
comprar / 10000000 de condones para los países del Tercer Mundo” (153).

 

En los textos anteriores encontramos una exteriorización de un pensamiento que, adhiriendo a la causa ecologista (cf. Binns 2006: xxxiv), permite dar a conocer el planteamiento renovado del autor, tematizado desde el escenario político. Sin duda, estos son “los nuevos vicios del mundo postmoderno” que es necesario denunciar enérgicamente. Por lo tanto, Parra, sin ambages, arremete contra la dictadura y todo lo que ella representa, incluso incorporándola dentro de los avatares y desdichas de la Guerra Fría. Esta guerra, producto de un enfrentamiento por la supremacía geopolítica, impide considerar adecuadamente las señales que desde hace tiempo hablan del deterioro ecológico de la naturaleza. Todo esto dicho desde un código que tiene como rasgos fundamentales la oralidad, la ironía, el escepticismo, el sarcasmo, la sentencia popular y los juegos de lenguaje.

Parra ataca todos los frentes: al pinochetismo, al capitalismo, al comunismo y al belicismo; “ismos” que, según el poeta, constituyen sistemas que no han tomado medidas adecuadas para combatir y evitar el deterioro del planeta; por el contrario, se han encargado de incrementar la polución involucrando a los habitantes de la Tierra en una lucha por la primacía que los ha hecho descuidar la fragilidad de nuestro gran hogar. Esta Guerra Fría, como cualquier otra guerra, significó un despilfarro absurdo, pues la inversión millonaria en armamento y en investigación militar impidió realizar una mayor cooperación entre las grandes potencias con los países pobres.

3.2. PROBLEMAS ECOLOGICOS GLOBALES:

Explosión demográfica y control de la natalidad: “10000000 de condones / para lospaíses del Tercer Mundo / que son los + afectados x la / Explosión Demográfica” (153).-Contaminación del aire: “no veo para qué tanta alharaca / a mí me hace bien el esmoc” (159); “el 90% del monóxido de carbono / que va a dar a nuestros pulmones / es exhalado x estos murciélagos” (160).

Extinción de especies: “adiós estimados alumnos / y ahora a defender los últimos cisnes de / cuello negro que / van quedando en este país” (158).-Ego-conciencia (antropocentrismo): “El error consistió / en creer que la tierra era nuestra/ cuando la verdad de las cosas / es que nosotros somos de la tierra” (158).

Catástrofes naturales:

Inundación!
Incendio!
Lluvia ácida!
aló aló
habla el Río Mapocho
llamen a un ingeniero civil
los milicos no saben estas cosas (164).

La poesía de Nicanor Parra, en el punto que nos interesa, expresa de manera muy acertada que nuestro planeta es un gigantesco ecosistema, en el que los problemas ambientales, independientemente del lugar en donde se produzcan, afectan directa o indirectamente a todos los seres y, por lo tanto, al bienestar humano.

Este menoscabo a la salud del planeta tiene una sola razón: el antropocentrismo que hace que el hombre se considere dueño absoluto de la naturaleza, interviniéndola sin medir ni evaluar las posibles consecuencias de sus actos atentatorios. Podemos establecer una dicotomía entre sistemas de pensamiento: por una parte, una conciencia antropocéntrica, y por otra, una conciencia ecológica. A estas corrientes de comprensión las llamaremos “ego-conciencia” y “eco-conciencia”, respectivamente (Love 1996: 233). Parra nos enseña que el predominio de la primera por sobre la segunda produce el desequilibrio que nos afecta. Por consiguiente, corresponde realizar el tránsito desde la ego a la eco-conciencia, esto es, evolucionar desde una conciencia especular y narcisista a una conciencia habitada por la real identificación del hombre con su matriz natural. Al respecto, y refiriéndose al papel de la literatura y la crítica literaria, Love nos dice que Hoy en día, la función más importante de la literatura es redireccionar la conciencia humana hacia una consideración total de su importancia en un mundo natural amenazado […] reconociendo la supremacía de la naturaleza, y la necesidad de una nueva ética y estética… [Tenemos] la esperanza de recobrar el perdido rol social de la crítica literaria (1996: 237-8).

3.3. CARACTERIZACION DE LA SOCIEDAD DE MERCADO:

Liberalismo y consumismo: “Qué le dijo Milton Friedman / a los pobrecitos alacalufes? / – A comprar a comprar / quel mundo se vacabar! (151).

La comparación entre los miembros de una etnia desaparecida y las víctimas de un sistema que obliga a tener tarjetas de crédito, a contraer préstamos bancarios eternos, a recibir mensajes telefónicos de empresas que compiten, y a estar pendientes de las ofertas del mercado, ostentadas en las vitrinas de los mall o publicitadas por los medios de comunicación, es una fuerte crítica a nuestros modos de vida. La observación de Parra acerca de la fórmula “liberalismo económico=consumismo escandaloso” cuestiona, poéticamente, a la sociedad de mercado, a la vez que se contrasta al ideólogo del neoliberalismo (Milton Friedman) con un pueblo austral, con el cual no se tuvo ninguna consideración moral, siendo aniquilado por la ambición de aquellos mercaderes a quienes sólo les interesaba acumular fortuna.

4. Conclusiones

Como se desprende, Parra es un crítico demoledor de los modelos político-económicos predominantes durante el siglo xx. Desde su punto de vista, ambos fueron igualmente depredadores, puesto que transformaron a la Tierra en un sistema maquínico a través de un procedimiento común: la explotación desmesurada. Los crímenes ecológicos del capitalismo y el socialismo adquieren, según Parra, la misma magnitud. Nos es útil reafirmar esto último con el juicio del estudioso parriano Iván Carrasco:

La ecología es usada por el antipoeta como perspectiva científica para relativizar las distintas concepciones ideológicas que pretenden explicar y organizar la sociedad, particularmente las grandes doctrinas políticas totalizadoras […] Declarando obsoleto al discurso ideológico de la izquierda clásica, la antipoesía ecologista ocupa su lugar de modo satírico y lo acusa de estar destruyendo el mundo junto a los norteamericanos al no mantener una actitud de protección de la naturaleza y descuidar los anuncios de los grupos ecologistas (1999: 96).

La solución a las diferencias irreconciliables de los modelos se resuelve al guiarse por principios de la ecología profunda, esto es, según Parra, participar de un “movimiento que lucha por una vida lúdica, creativa, igualitaria, pluralista. Libre de explotación. Y basada en la comunicación y colaboración de las personas” (Morales 1991: 125).

Al respecto, estimamos oportuno reactualizar el pensamiento del filósofo inglés Bertrand Russell, quien preconizó que aparecería “como resultado del nuevo dominio sobre el medio ambiente natural […] una nueva filosofía […] que lleva implícita una diferente concepción del puesto del hombre en el universo” (1956: 412). Estrechamente ligada a esta “nueva filosofía”, la función principal en los poemas ecologistas o “ecopoemas” parrianos es la de hacer cuestionable el paradigma antropocéntrico y científico-tecnológico que subyace al capitalismo y neoliberalismo imperantes. Su alerta no es superficial. Trata de los peligros inmediatos que se aproximan en relación con la supervivencia de un hombre al que le depara un cambio radical, estructural, filosófico y ontológico. Esto en el caso de que el ser humano privilegie salvaguardar a la especie de la catástrofe.

Parra ha contribuido desde la poesía a poner en el tapete de la discusión aquello que ha sido motivo de foros y programas que han buscado solución colectiva a los problemas ambientales. La diferencia entre estos foros y programas político-académicos y la poesía ético-ecologista de Nicanor Parra, es que los primeros se dan en un ámbito restringido, mientras que la poesía es abierta a quien desee buscar en ella no sólo el lirismo, sino además respuestas a problemas contingentes, en el interior del lenguaje. Estos ecopoemas son literatura comprometida con la época, mutatis mutandi, posición cultural partícipe de las grandes revoluciones del tiempo en que se produce.

 

Obras citadas

Araya, Juan Gabriel. 2002. “Nicanor Parra, un nuevo discurso”. Ministerio de Educación, División de Cultura del Ministerio de Educación. Comp. Antiparra Productions: Ciclo Homenaje en torno a la figura y obra de Nicanor Parra. Santiago: Ministerio de Educación. 53-58.         [ Links ]         [ Links ]

_____ 2006. “Introducción: ¿Por qué leer a Nicanor Parra?” Obras Completas I (1935-1972). Por Nicanor Parra. Barcelona: Galaxia Gutenberg. XXIX-LXXVI.         [ Links ]

Carrasco, Iván. 1990. Nicanor Parra: la escritura antipoética. Santiago: Universitaria.         [ Links ]

_____ 1999. Para leer a Nicanor Parra. Santiago: Universidad Nacional Andrés Bello/Cuarto Propio.         [ Links ]

Glotfelty, Cheryll y Harold Fromm. 1996. The ecocriticism reader: Landmarks in literary ecology. Athens / Georgia: University of Georgia Press.         [ Links ]

Ibáñez, José Miguel. 1972. “La poesía de Nicanor Parra”. Poemas y antipoemas. Por Nicanor Parra. Barcelona: Seix Barral. 9-66.         [ Links ]

Jameson, Fredrich. 1991. Ensayos sobre el posmodernismo. Buenos Aires: Imago Mundi.         [ Links ]

Love, Glen. 1996. “Revaluing Nature”. The ecocriticism reader: Landmarks in literary ecology. Por Cheryll Glotfelty y Harold Fromm. Athens/Georgia: University of Georgia Press.         [ Links ]

Morales, Leonidas. 1991. Conversaciones con Nicanor Parra. Santiago: Universitaria.         [ Links ]

Parra, Nicanor. 1956. Poemas y Antipoemas. 2ª ed. Santiago: Nascimento.         [ Links ]

_____ 1983. Poesía Política. Santiago: Bruguera.         [ Links ]

_____1995. Poemas para combatir la calvicie: Antología. Comp. Julio Ortega. Santiago: FCE.         [ Links ]

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Sierra, Malú. 2005. “Nicanor Parra: ni socialista / ni capitalista / sino todo lo contrario: / ecologista” Revista Virtual Voces del Bosque Chilenohttp://www.elbosquechileno.cl/40parra.html.         [ Links ]

Véjar, Francisco. 2005. “Ahora viene la pornocultura y el basurarte”. Artes y Letras. El Mercurio. Santiago de Chile: domingo 4 de septiembre de 2005.         [ Links ]

(*) Profesor de Cátedra de Literatura Chilena e Hispanoamericana del Departamento de Artes y Letras, Facultad de Educación y Humanidades, Universidad del Bío-Bío.

Scielo

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