Aborto en Cuba: algunas reflexiones, algunos pasos… – Por Lissy Villar Muñoz

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Lissy Villar Muñoz*

En una conferencia de prensa escuché a un reconocido especialista decir que cuando una adolescente o mujer en general se iba a hacer un aborto se le daba una charla y después se le mandaba para su casa para que reflexionara sobre la decisión que iba a tomar.

Recientemente en un programa informativo de la televisión cubana se realizó un trabajo sobre el “problema” del envejecimiento poblacional en Cuba con un matiz desacertado, responsabilizando a las mujeres por no parir (o abortar), como si la solución al envejecimiento poblacional (que insisto no es un problema sino una situación) fuera procrear. Eso sin apuntar que no se entrevistó a ninguna mujer, y que verdaderamente se le ve como una decisión, obligación y responsabilidad de ellas, no de hombres y mujeres ( ya que en este caso no podemos hablar de parejas homosexuales que quieren tener hijos e hijas: también un tema de análisis pertinente).

Adolescentes que realmente no tienen edad para tener hij@s y acuden a realizarse un aborto, deben recibir no solo la atención adecuada para ese procedimiento, sino ofrecerle otras herramientas para su educación sexual.

El aborto es un derecho conquistado (no un método anticonceptivo), es por ello que si lo deseamos podemos y debemos abortar, ya que no nos sentimos preparadas, o no queremos ser madres. Insistir que no podemos utilizarlo como sí debemos usar el condón para protegernos de embarazos y de enfermedades de transmisión sexual.

En muchos países mueren mujeres por realizarse abortos clandestinos, ya que no está contemplado como un derecho sexual y reproductivo y se penaliza por la ley.

También que sea un derecho y una posibilidad no significa que haya puertas abiertas, es decir hay pasos protocolares, que si bien garantizan que el procedimiento sea lo menos riesgoso posible, también acortan la posibilidad de que las adolescentes y jóvenes (que evidentemente no están preparadas para tener hij@s) puedan acceder inmediatamente a este procedimiento.

Acudir al consultorio o policlínico cercano después de saber si estas embarazada o para hacerte un ultrasonido, es el primer paso. Ahí indicarán algunos análisis para después poder asistir al hospital que corresponda por el municipio para una consulta.

Si estás embarazada en el área de salud te indican:

1- Complementario o análisis (para estos análisis debes estar en ayuna):

– hemograma con diferencial (análisis de sangre)

– grupo y factor Rh (llamado grupo sanguíneo)

– dos exudados (vaginal simple y endocervical)

– Serología

En la consulta de legrado dependiendo de la edad y el tiempo del embarazo se decide que tipo de aborto realizar.

Lo ideal sería que en cuanto se llegara al área de salud los resultados de los chequeos estén el mimo día, y sino, al siguiente pues de estos resultados depende otros procesos complejos que se deben enfrentar para poder abortar, y el tiempo corre.

Hay un conteo para tales procedimientos por ejemplo para una regulación menstrual hasta las cinco semanas, y se hace en el área de salud. Para hacerse un aborto farmacológico es a partir de las siete semanas y antes de las 12 semanas, en hospitales, al igual que el legrado que es después de las cinco semanas.

En el aborto farmacológico la tableta se coloca en la vagina, la cual produce contracciones uterinas, y debe inducir la expulsión del feto en un período de 24 horas. De no haber expulsado en ese período se repite el procedimiento. Si no causa efecto a las 48 horas se te procede a ingresar para utilizar otro método, que puede ser aspiración manual endouterina (conocida como regulación menstrual, o el legrado).

La salud gratuita en Cuba es un derecho logrado. Debemos tener conciencia de estas posibilidades para disfrutar de una salud sexual, y tomar siempre las decisiones pertinentes para, no solo empoderarnos como mujeres, sino también para seguir siendo parte de las transformaciones en todos los sentidos que nuestra sociedad necesita.

(*) Trabaja en Revista Mujeres.

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