Argentina: masiva marcha de trabajadores y movimientos sociales en rechazo a las políticas económicas de Macri

 

Una convocatoria multitudinaria que le reclamó al Gobierno el fin del ajuste

Desde temprano, columnas de trabajadores comenzaron a colmar la Avenida 9 de julio desde San Juan hasta el escenario apostado en la avenida Belgrano, al pie del Ministerio de Desarrollo Social. Con una marcada presencia de trabajadores camioneros y docentes, también se destacaban las columnas de la CTEP, Barrios de Pie, la CCC y el Polo Obrero entre otras organizaciones sociales.

La convocatoria excedió a los sindicatos convocantes. Estuvieron presentes seccionales y expresiones de base de grandes sindicatos que formalmente no adhirieron. Entre los alrededor de cien gremios que sí convocaron, se dejó ver una enorme bandera del sindicato de Comercio, que dirige Armando Cavalieri, así como seccionales de la UOM que, a nivel nacional, tampoco fue parte de la convocatoria. Además, participaron los sindicatos clasistas que, tal como habían adelantado, lo hicieron en forma autónoma.

En la calle se notó también una notable presencia de jubilados con sus propios carteles elaborados a mano.

La masividad y amplitud de la movilización, que según los organizadores reunió a más de doscientas mil personas (en el Gobierno hablan de 90 mil), dio la pauta de que la concentración, más allá de la disputa judicial entre el gobierno y Hugo Moyano, fue recogida como un canal de continuidad del proceso de movilizaciones contra el ajuste que tuvo su pico más alto en diciembre último, cuando el Congreso se disponía a aprobar la reforma previsional.

La marcha, por ello, implica un llamado de atención para el Gobierno, que trabajó en forma sistemática en pos de su vaciamiento y fracasó en su objetivo. También lo es para los sindicatos que le dieron la espalda.

Con todo, Hugo Moyano, el principal orador de la jornada, omitió dar alguna señal de continuidad al proceso de movilizaciones y no se refirió, de ninguna manera, a la crisis que atraviesa la conducción de la CGT. Tampoco Sergio Palazzo, referente de la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT) que milita en la CGT, exigió la convocatoria a un Confederal u otra instancia orgánica capaz de encausar la crisis de la conducción y de establecer una hoja de ruta para continuar la lucha contra el ajuste.

Fue Juan Carlos Schmid, uno de los integrantes del triunvirato que aún conduce formalmente la CGT, el encargado de puntualizar los reclamos de la movilización. Enumeró los seis puntos que agruparon a los convocantes: el repudio a la reforma previsional, el reclamo de paritarias libres y sin tope, el rechazo a la reforma laboral y al mega DNU que avasalla derechos laborales y pone los fondos de la Anses en manos del sistema financiero, el apoyo a las organizaciones sociales en conflicto y el reclamo a los legisladores para que no respalden leyes que cercenan los derechos de los trabajadores.

La presentación del acto estuvo a cargo Estela Díaz, de la CTA-T, y Claudia Lazzaro, del Sindicato de Curtidores, ambas secretarias de Género de sus respectivas organizaciones. Un gesto de cara al paro internacional de mujeres del próximo 8 de marzo.

Los oradores que siguieron a Schmid fueron Sergio Palazzo, secretario General de La Bancaria y referente de la CFT; Pablo Michelli, de la CTA-A; Esteban “Gringo” Castro, de la CTEP; Hugo Yasky, de la CTA-T; y Hugo Moyano para el cierre.

El camionero desestimó la idea de que se trató de una concentración en su defensa, aclaró que “la movilización fue aprobada por la CGT” y que “el objetivo de la marcha es decirle al presidente que no siga llevando políticas que castigan a los sectores más sensibles de la sociedad. Esto es lo que venimos a decir, no somos desestabilizadores”.

Moyano alertó que, desde el gobierno, “tratan de destruir la defensa que tienen los trabajadores, que son las organizaciones gremiales, que van más allá de los dirigentes”. Con todo, aseguró que “no tengo miedo de ir preso”.

Más adelante cargó contra los funcionarios del gabinete: “Ni ellos tienen confianza del plan económico que proponen porque sino traerían la plata que tienen afuera del país. Ni entre ellos se pueden engrupir”, ironizó.

Sin embargo, en un discurso con tono contenido, el camionero evitó emplazar al gobierno e incluso no hizo referencia alguna a las paritarias y la reforma laboral vía modificación de convenios que está en agenda. En su lugar, apuntó a octubre de 2019: “Preparemos a los trabajadores cuando llegue el momento de expresar la voluntad democrática, que siempre hemos tenido, para que sepamos elegir. Los que se equivocaron que corrijan su voto” porque “los gorilas no pueden estar más en la conducción del país”.

Fue Micheli quien avanzó en planteos sobre la continuidad de la movilización. “Juntarse hace bien al alma –dijo-, por eso hay que tratar de hacerlo más seguido”. Y en caso de que el gobierno no pare con el ajuste, reclamó “discutir la continuidad de esta lucha”. Y concluyó con una definición: “Necesitamos un paro nacional para decirle basta a este tipo”. En ese momento cosechó sonoros aplausos.

Micheli y Yasky participarán hoy y mañana de un congreso común que discutirá la reunificación de la CTA. El horizonte de la nueva central reunificada podría estar en una definición que dejó Yasky arriba del escenario, quien pidió la consolidación del bloque de organizaciones que convocó el acto. En su discurso agradeció a “Pablo y Hugo, que abrieron un camino impensado. Hay que atreverse, con el mandato de esta marcha, que es la unidad de los trabajadores, a construir una nueva unidad del sindicalismo y los movimientos sociales, capaz de levantar el mandato de lucha para terminar con el oprobio de un gobierno que explota a los trabajadores y mete la mano en el bolsillo de los jubilados”.

En un sentido similar se manifestaron Palazzo y Castro, de CTEP.

Las decenas de miles de manifestantes, posiblemente, hayan quedado a la espera de una nueva convocatoria en un contexto de más despidos, cierres de fábricas y paritarias a la baja.

Tiempo Argentino


Con un esfuerzo por negar la realidad

El Gobierno hizo de cuenta que nada ha ocurrido. Según dejaron trascender sus voceros, el presidente Mauricio Macri tuvo un día con una agenda normal, no vio la marcha por televisión y ni siquiera pidió conocer el número de asistentes (que las usinas oficiales reducían a unos 90 mil). Eso sí, se preocupó por enviar un mensaje velado a los sindicalistas desde un acto en Entre Ríos: pidió una Argentina “sin aprietes, extorsiones, comportamientos mafiosos y sin buscar privilegios, sino todos sentados alrededor de una mesa viendo qué puedo aportar”. También envió a varios de sus ministros a recorrer los canales de televisión después de la marcha. El libreto que se repitió incluyó recordar las causas judiciales de Hugo Moyano y señalar que la marcha fue política y no tenía un reclamo claro.

Más allá de la decisión de sobreactuar “normalidad” el día de la marcha, que iba de la mano con el ninguneo posterior, en el Gobierno tienen decidido no moverse un ápice de su plan de reformas laborales. Ni 90 mil, ni 400 mil personas parece que vayan a hacerlos cambiar de idea en esto, que forma parte del núcleo duro del proyecto macrista. Según indicaron cerca del Presidente, Macri no vio la marcha por TV, dado que continuó con su agenda normal. Tuvo una reunión de coordinación por la mañana, en la que estuvo, entre otros, el jefe de Gabinete, Marcos Peña. “No creo que hayan hablado de la marcha”, sostenían en Balcarce 50. Tuvo también reuniones con radicales: primero una privada con Ernesto Sanz –solos los dos– y luego otra con la cúpula de la UCR (ver aparte).

También hizo un breve viaje a Concordia, Entre Ríos, donde compartió un almuerzo con productores arroceros, visitó a emprendedores que fabrican jugos cítricos y se mostró con el gobernador Gustavo Bordet en una recorrida por una planta potabilizadora de agua que está en construcción.

Allí fue cuando habló de “soluciones sin aprietes, sin extorsiones, sin comportamientos mafiosos, sin buscar privilegios”.

Fue la única alusión, dado que el propósito del Gobierno era ningunear la marcha. En Casa Rosada se mostraron contentos de que no haya habido incidentes violentos tras la concentración. Sostuvieron que ni la composición política ni las palabras de Moyano los sorprendieron. En el macrismo, predomina la idea de que la foto del camionero con sectores kirchneristas y de izquierda no hace más que beneficiar al oficialismo. De hecho, diversos ministros que hablaron ayer trabajaron las últimas semanas para restarle apoyos a Moyano en la movilización de ayer. “Acá hay mucha tranquilidad”, indicaron.

Desde el oficialismo hicieron circular una serie de datos sobre los “costos” de la medida de Moyano. El cálculo llegaba a la sideral cifra de 4800 millones de pesos perdidos, “incluyendo efectos directos e indirectos” en recaudación por un día de cese de actividades de algunos de los gremios que se movilizaron. No parecieron percatarse de la contradicción de sostener, a la vez, que la movilización fue intrascendente y que tuvo un costo económico de un 1 por ciento de lo que produce el país en un día.

El desfile de referentes del oficialismo por los canales y radios tampoco reparó en esto, sino que insistió en concentrarse en la figura del camionero y sus causas judiciales. “Moyano tiene que resolver sus problemas con la Justicia y no hacer frente al Gobierno”, opinó el presidente del interbloque de Cambiemos en Diputados, Mario Negri. “Debería haber desdramatizado, presentarse en Tribunales aunque no esté imputado como dice él, y mostrar voluntad de decir: ‘Estoy dispuesto a que investiguen lo que corresponde’, pero eso no ha ocurrido y genera un nivel de tensión que no ayuda a la coyuntura”, aseguró el dirigente radical.

Del gabinete salieron a hablar el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, el de Trabajo, Jorge Triaca, y el del Interior, Rogelio Frigerio, que acompañó a Macri en reuniones la mayor parte del día. Este último consideró que “si Moyano moviliza mucha gente, no pasa nada. La sociedad no quiere marchas, no quiere paros. Quiere seguir trabajando, progresar, ver cómo mejora su situación y necesita que a este gobierno le vaya bien para que le vaya bien a la Argentina”. El ministro insistió que la movilización “tuvo como principal impulsor un tema personal de un dirigente sindical, que cree que no debe ser tratado igual en la Justicia”. “Nosotros no perseguimos a Moyano. El Gobierno no persigue a nadie y éste es el cambio cultural del país que nos diferencia del gobierno anterior”, sostuvo.

“No hay ningún dirigente que tenga coronita”, dijo Triaca, que recobró protagonismo luego del escándalo de la ex casera familiar. “No hemos escuchado propuestas para resolver los problemas de los argentinos”, sostuvo el funcionario PRO. “Queremos dejar atrás esa Argentina violenta, en la que imponga condiciones un grupo minoritario”, insistió.

Página 12


Triaca, ministro de Trabajo, dijo que en la marcha no escuchó “propuestas para el país”

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, sostuvo este miércoles que en los discursos de la marcha que encabezó Hugo Moyano en la 9 de Julio no escuchó “ninguna propuesta para el país” y señaló que vio “argentinos defendiendo privilegios”.

“No escuché ninguna propuesta para el país”, planteó el funcionario al ser consultado sobre su impresión de la movilización del sindicalismo opositor, y en declaraciones al canal TN agregó: “No queremos condicionamientos”.

A su vez, Triaca señaló que vio “intencionalidad política” en los dirigentes que participaron de la marcha y, sin mencionarlos, hizo hincapié en los referentes del kirchnerismo que se movilizaron.

“Hay dirigentes que estuvieron en los alrededores del palco y que tuvieron la posibilidad de resolver cosas y no lo han hecho”, enfatizó.

“Tenemos la predisposición al diálogo con todos los sectores, pero con una agenda positiva”, que pase por “generar más empleo, cuidar a los trabajadores, con un debate serio”, dijo.

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