Esequibo: Venezuela lleva las de perder si acepta ir a la Corte Internacional – Por Clodovaldo Hernández

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Clodovaldo Hernández*

Venezuela corre el grave riesgo de perder si permite que el litigio del territorio Esequibo sea dirimido por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), como lo ha propuesto el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres. Los factores en contra son al menos cuatro:

1- La influencia de las grandes corporaciones. Los gobiernos de Guyana, y en particular el actual, encabezado por David Granger, han apelado a los poderes fácticos mundiales para poner el juego a su favor. Lo han hecho violando expresamente lo establecido en el Acuerdo de Ginebra, suscrito en 1966, que prohíbe a las partes disponer de los recursos del territorio reclamado. Guyana ha otorgado concesiones madereras, mineras, petroleras y gasíferas no solo en tierras al occidente del río Esequibo, sino también en las áreas marinas que obviamente no han sido delimitadas. La principal favorecida por estas concesiones írritas es la empresa estadounidense ExxonMobil, que viene de cesar conflictivamente operaciones en Venezuela. Dicha empresa entró en litigio con el gobierno del comandante Hugo Chávez cuando era dirigida por el actual secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson.

El dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela y ministro de Educación, Elías Jaua Milano, en un artículo titulado “¿Qué busca Tillerson?”, lo explica así:

“Necesario es saber, compatriotas, que la petrolera ExxonMobil es la principal empresa a la cual el actual gobierno de la República de Guyana ha permitido la exploración ilegal, por violar el Acuerdo de Ginebra, de gas y petróleo en las aguas oceánicas adyacentes o contiguas al territorio Esequibo, legítima e históricamente reclamado por Venezuela. Más grave aún, la referida compañía estadounidense ha pretendido realizar dichas exploraciones en nuestra indiscutida fachada atlántica, en la desembocadura de nuestro río Orinoco. Todas estas pretensiones han sido rechazadas por nuestro gobierno en el campo de la diplomacia y con operaciones militares de resguardo de nuestra soberanía. Tal fue el caso de la captura por parte de nuestra Armada Nacional Bolivariana, en 2014, de una de estas embarcaciones de exploración de hidrocarburos”.

Según Jaua Milano no es una casualidad que “en el momento en que Tillerson inicia su gira injerencista, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, de manera unilateral y sorpresiva anuncia públicamente que enviará el diferendo entre Guyana y Venezuela a la Corte Internacional de Justicia, en La Haya. Desestimando de esta manera los mecanismos de negociación previstos en el Acuerdo de Ginebra de 1966, único instrumento legal que reconoce Venezuela para dirimir la controversia”.

El internacionalista Basem Tajeldine expresó que en un juicio en la CIJ, los poderes fácticos influenciarían al tribunal. “Podría terminar siendo la la reedición del Laudo Arbitral de París, aquel timo que nos hicieron las potencias pujantes coloniales que se habían repartido el mundo. Esa Corte ha obrado históricamente muy mal, ha sido utilizada por EEUU y por el gran poder económico mundial en contra de pequeños países. En este caso, no tengo duda de que sería empleado para favorecer los intereses de la ExxonMobil, que ya está explotando de manera ilegal petróleo que le pertenecen al pueblo de Venezuela”.

Añadió que el litigio ante la CIJ sería como comenzar de cero, pretender que se trata de una controversia surgida en años recientes, cuando en realidad se trata de reparar una injusticia que tiene más de un siglo de haber sido cometida.

2- El cuadro geopolítico internacional. Venezuela enfrenta la acción conjunta de las principales potencias y a numerosos gobiernos de signo ideológico contrario. Este clima tendría su influencia en cualquier proceso contencioso que se plantee, sobre todo si se considera que la Corte Internacional de Justicia es un tribunal dependiente de la ONU, cuyos magistrados son designados, en parte por la Asamblea General y, en parte, por el Consejo de Seguridad, este último siempre bajo el control de las naciones hegemónicas.

3- La vigencia del actual statu quo. En los litigios territoriales tiene peso la posesión ejercida prolongadamente sobre el territorio. En el caso del Esequibo, debido al injusto Laudo de 1899, el espacio ha estado bajo el dominio, primero del Reino Unido de Gran Bretaña (como potencia colonial), y luego de Guyana. Venezuela ha demostrado tener los títulos históricos que comprueban su legítimo derecho a todo el territorio ubicado al oeste del río Esequibo, pero Guyana (y antes la Guayana Inglesa) ha tenido la posesión efectiva.

4- La percepción de Guyana como débil jurídico. Desde que la República Cooperativa de Guyana comenzó a existir, en 1966, cambió radicalmente la percepción externa de este conflicto. Hasta entonces, Venezuela mantenía esa reclamación contra una de las grandes potencias mundiales, el Reino Unido de Gran Bretaña, que en su condición de metrópoli colonial había perpetrado el despojo territorial mediante la apropiación indebida del espacio, validada en 1899 por el deplorable Laudo de París. En esa controversia, el país pequeño y pobre era Venezuela y el poderoso y rico, Gran Bretaña. A partir de 1966, Venezuela pasó a ser la nación de mayor extensión y recursos económicos, que aspira a quedarse con casi dos tercios del selvático territorio de Guyana. Esa percepción tiene peso desde el punto de vista de la opinión pública, pero no puede desestimarse su influencia en el plano estrictamente jurídico.

La reclamación venezolana del Esequibo se activó con el Acuerdo de Ginebra, en 1966. En 1970, cuando el Acuerdo de Ginebra aún no tenía cuatro años de vigor, los gobiernos de Venezuela y Guyana firmaron el Protocolo de Puerto España, que congeló las negociaciones por doce años. En 1982, cuando venció el plazo, Guyana proponía aprobar una extensión del protocolo, pero Venezuela no aceptó. Pasaron entonces siete años hasta que se acordó el mecanismo de buscar un arreglo equitativo, con la ayuda de un buen oficiante designado por el secretario general de la ONU. Hasta ahora ha habido cuatro funcionarios con esa tarea (el granadino Alister McIntyre, el barbadense Oliver Jackman, el jamaiquino Norman Girvan y el noruego Dag Nylander) pero las conversaciones nunca han dado frutos perceptibles, ni antes ni después de 1999, es decir, ni en la IV ni en la V República.

*Periodista venezolano. Publicado en Supuesto Negado.

Supuesto Negado

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