Estela Ruiz Diaz, analista paraguaya: “Las presidenciales serán una batalla de adversarios clásicos: colorados versus liberales”

Entrevista a Estela Ruiz Diaz, analista paraguaya

Por Luca Guillén, de la redacción de NODAL 

El 22 de abril Paraguay celebrará elecciones presidenciales y parlamentarias en las que “se reeditará un clásico de la política del país”. Así lo dice la analista política Estela Ruiz Diaz y no se refiere al duelo futbolístico entre Olimpia y Cerro porteño, sino a la competencia entre colorados y liberales, los partidos políticos históricos de Paraguay. Los principales candidatos son el liberal Efraín Alegre de la Alianza Ganar, apoyado por el expresidente destituido Fernando Lugo; y Mario Abdo Benítez, del oficialista Partido Colorado e hijo de quien fuera secretario privado del ex dictador Alfredo Stroessner. “Ambos pertenecen a partidos conservadores, aunque Alegre ha dado un giro brusco hacia la izquierda en su discurso y está por verse si eso le sumará o le restará votos”, expone en conversación con NODAL la periodista Ruiz Díaz, quien trabaja en el diario Última Hora y en el programa La Lupa de Radio Monumental.

-¿Cómo vive el clima previo a las elecciones generales del 22 de abril?

Se vive un clima muy tranquilo, hay escaso entusiasmo. Los candidatos aún no han logrado polarizar la sociedad, quizá porque en este año no existe un candidato outsider. Será una batalla de adversarios clásicos: colorados versus liberales, aunque estos últimos tienen el apoyo del Frente Guasú, de Fernando Lugo. En anteriores comicios presidenciales, hubo una tercera vía que le daba mayor dinamismo a las campañas.

-¿Qué balance hace de la gestión del presidente Horacio Cartes?

Horacio Cartes consolidó su poder en un primer tiempo de su gobierno en una especie de cruzada contra la clase política. Con un gabinete netamente técnico marcó distancia incluso del partido que lo llevó al poder. Ganó la batalla discursiva de la transparencia porque evidenció la corrupción pública, aunque hizo poco para castigar a los corruptos, a quienes prometió “cortar las manos”. Al final de su gobierno no hay un solo manco. Avanzó en leyes que facilitaron el avance de las corporaciones económicas sobre el Estado. Logró igualmente una controvertida ley de intervención de las Fuerzas Armadas para luchar contra el EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo) que mantiene ciertas zonas del Norte del país casi en estado de sitio permanente, sin declararlo expresamente. En el tramo final de su mandato, el más estrepitoso de sus fracasos es la lucha contra la inseguridad.

En el plano económico ha mantenido la estabilidad macroeconómica con crecimiento. El país goza de gran credibilidad en el mercado internacional, prueba de ello son los préstamos logrados a través de bonos soberanos, que sin embargo hicieron trepar en forma preocupante la deuda externa. Ésta última creció en la era Cartes el 109%. Los analistas económicos alertan sobre este crecimiento exponencial. Deja como herencia algunas destacadas obras públicas, que siguen insuficientes porque Paraguay tiene la segunda peor infraestructura vial de Sudamérica, detrás de Haití. En la lucha contra la pobreza tampoco le fue muy bien. El año pasado el nivel de pobreza había crecido. Pero quizá el termómetro que mejor mide la gestión de un gobierno es el voto popular y Cartes tuvo las mayores derrotas en el ámbito político: primero fue el fracaso de la enmienda constitucional para levantar la prohibición de la reelección (que provocó la crisis de marzo el año pasado con la quema del Congreso y el asesinato de un joven en manos de la Policía), y la derrota de su candidato Santiago Peña en la interna presidencial colorada. Las obras públicas destacan durante su gobierno, pero deja la institucionalidad hecha trizas.

-Para estas elecciones se reedita la vieja alianza entre el espacio de Lugo y los liberales, quienes justamente colaboraron en derrocar al expresidente ¿Cómo se explica?

-Fue difícil, pero finalmente se reeditó la alianza opositora a duras penas. En 2008 se denominó Alianza Patriótica para el Cambio que llevó a Lugo al poder con la chapa Frente Guasú/PLRA y esta vez se denomina Gran Alianza Ganar, que postula al liberal Efraín Alegre con la chapa PLRA/Frente Guasú. Este acuerdo no termina por cuajar totalmente porque no se ha logrado curar la herida de aquella traición de los liberales cuando destituyeron a Lugo en el 2012 vía juicio político. Otro hecho que profundizó la división fue el acuerdo Lugo/Cartes para la reelección, que se truncó tras la crisis política de marzo y que tuvo como principal opositor a Alegre (y al colorado Mario Abdo Benítez). Son dos cortes profundos que no han sanado aunque si bien ambos sectores enterraron sus hachas, no han logrado convencer por las contradicciones en el discurso: Lugo “perdonó” a sus verdugos y Efraín a los “violadores de la Constitución”. Hay movimientos políticos de izquierda que no han adherido a esta alianza y sectores del movimiento campesino que llaman al voto nulo. De todos modos, beneficia a Alegre que en estas elecciones no exista una tercera fuerza que desconcentre un eventual voto útil, porque las demás candidaturas son testimoniales.

-¿Cuáles son las diferencias entre el colorado Abdo Benítez y el opositor Alegre? ¿representan intereses diversos?

En esta contienda se reedita un clásico de la política paraguaya: colorados versus liberales, dos centenarios partidos que han marcado la historia desde finales del 1800. Mario Abdo Benítez es el hijo de quien fuera secretario privado del ex dictador Alfredo Stroessner, un pasado que en cualquier país del mundo sería un problema, menos en Paraguay, como se vio en la interna partidaria. Efraín Alegre es un tradicional dirigente del PLRA. Fue diputado, senador y ministro de Obras en la era presidencial de Lugo, quien lo destituyó por rivalidades políticas entre la izquierda y los liberales. Ambos vienen de la militancia política, que es una de las características de estos comicios, ya que los presidentes outsiders han marcado la transición paraguaya (Wasmosy, Cubas Grau, Lugo, Cartes).

Ambos pertenecen a partidos conservadores, aunque Alegre ha dado un giro brusco hacia la izquierda en su discurso y está por verse si eso le dará o le restará votos. En la guerra de encuestas, varias consultoras dan una cómoda mayoría a Mario Abdo, y una sola que habla de un empate técnico. Aunque analistas económicos vaticinan que no habrá mucha diferencia en el rumbo gane quien gane, porque ambos buscarán mantener la estabilidad macroeconómica del país con las mismas reglas de juego. El poder empresarial se impone a los gobiernos. El país tiene los impuestos más bajos de la región. El Impuesto a la Renta Personal se aplicó 12 años después de su aprobación por las postergaciones y hasta hoy es imposible lograr que los agroexportadores paguen más impuestos. “Paraguay es un paraíso fiscal”, dijo una vez la viceministra de Tributación, Martha González. Además, el Congreso que se viene estará más fragmentado (y más conservador) lo cual dificultará cualquier giro radical en materia económica y social.


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