Milton Benítez, sociólogo y analista político: “En Honduras el Estado es un botín”

Entrevista a Milton Benítez, sociólogo y analista político hondureño

Por Pedro Brieger, director de NODAL

Milton Benítez es uno de los analistas políticos con más credibilidad de Honduras y la región. En el último año se ha vuelto muy popular es su país, especialmente después de la crisis postelectoral, cuando lanzó su nuevo programa de análisis político “El Perro Amarillo TV”. Desde el nombre de su nuevo programa hasta su particular estilo, mezcla de alarde intelectual y expresión de su vida de barrio, lo han posicionado como un constructor responsable de una sólida propuesta de formación política ciudadana.

Además de ser licenciado en Sociología y Máster en Ciencias Políticas es Procurador y Defensor de Derechos Humanos.

¿Cuál es la esencia del caso “Pandora” en Honduras?

Aquí el Estado en un botín. Los dos partidos tradicionales tienen diputados y funcionarios involucrados en el caso “Pandora”, aunque la mayoría son del partido en el gobierno, el Partido Nacional. La noticia salió el 21 de julio pasado cuando se libraron 37 órdenes de captura a estos burócratas que utilizaron fundaciones para desviar fondos para pagar deudas y hasta financiar campañas políticas, un hecho sin precedentes en el país.

El caso “Pandora” es una de las manifestaciones más evidentes del vínculo estructural de corrupción que existe entre el poder económico, especialmente el financiero, y los funcionarios públicos, para facilitar negocios térmicos, farmacéuticos, extractivos, de capital transnacional. La banca impone tomadores de decisión que finalmente le devuelven los favores a través de concesiones, contratos de compras sin regulación, sin licitación o alianzas público-privadas, usando estas fundaciones y ONG´s como intermediarias, es decir “Pandora” es la manifestación exacta de la élite política.

La mayoría de los funcionarios presos son del Partido Nacional ¿Esto nos dice algo del gobierno de Juan Orlando Hernández?

Es la expresión de un Partido Nacional acorralado por los Estados Unidos, que ha tenido que entregar piezas de su propio partido político para mantenerse en el poder. La presión vino directamente de la embajada que tuvo que “desvisar” (retirarle la visa) a la magistrada Lidia Álvarez que llevaba el caso, porque ya habían pasado cuarenta días desde que el Ministerio Público presentó los requerimientos fiscales, y esto normalmente toma menos de setenta y dos horas.

¿Tiene relación este caso con las elecciones de noviembre del año pasado que permitieron la reelección de Juan Orlando Hernández?

Está íntimamente ligado, no solo a la reelección de Juan Orlando Hernández sino al papel que jugó la Organización de Estados Americanos (OEA) a través de Luis Almagro, el Consejo Nacional de la Empresa Privada (COHEP) y organismos internacionales que negaron un fraude que ellos mismos habían presenciado y validado. Quiero reivindicar la frase de Nicolás Moscoso (presidente del Consejo de Expertos Electorales de América Latina) que en su momento dijo lo difícil que es para un país mantener a un presidente bajo las sospecha de fraude, y peor aún cuando el fraude se ha materializado como pasó en Honduras.

Almagro con un doble discurso dijo que la salida al conflicto de Honduras era la repetición de las elecciones, y después dijo que había que trabajar con el presidente que se determinara en los resultados. Esto es ganar impunidad, hacer arreglos.  De hecho, estos mismos privados de libertad del caso “Pandora” estaban fomentando un diálogo para meter ese tipo de delitos con perdón político. Eso es lo que históricamente ha golpeado a las clases sociales desprotegidas.

¿Está involucrada la sociedad o es solamente un tema de la clase política y la justicia?  

Podemos hablar de la sociedad que se expresa de forma beligerante para exigir un proceso transparente y castigo a los responsables, pero me interesa hablar de la sociedad “representada” por estas ONG`s señaladas de corrupción.  

Lo que tenemos en este momento es una “sociedad con personería jurídica”, las empresas que sirvieron de intermediarias de los fondos del Estado se han visto evidenciadas en su rol siniestro para este modelo neoliberal.  La mayoría han estado vinculadas con este tipo de lavado de activos. Estas fundaciones y ONG´s no solo han servido para facilitar delitos como asociación ilícita y malversación de fondos, sino que trabajan temas sensibles para la sociedad, pero de ninguna manera la representan. Esta sociedad civil construida desde el “onegeismo” y la cooperación internacional juega ese papel nefasto.  Sin embargo, la cadena de corrupción sigue pasando por las estructuras financieras y las “empresas políticas” que representan estos diputados, exministros y ex presidentes de finanzas y del Banco Central de Honduras.

¿Este trabajo lo inició la misión de la OEA instalada en Honduras?

Miremos el caso de la primera dama quien retiró más de 12 millones de lempiras, minutos antes que entregara el poder. En términos estructurales el pueblo hondureño debe demandar la derogación de estos partidos políticos, se debe replantear el Congreso Nacional, no debe seguir operando, ahí se materializaron leyes que les dan inmunidad, sin las cuales habría más funcionarios presos.

Voy a recordar las palabras de los voceros de la MACCIH (Misión contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras) que fueron destituidos despectivamente por el señor Almagro.  Ellos dijeron que Juan Orlando Hernández tenía un pacto de impunidad con la Organización de Estados Americanos y que no se había atrevido a publicar estas investigaciones, que las habían detenido. Querían desmovilizar a la gente que continúa exigiendo que estos casos no queden impunes.


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