Brasil | Un año de injusticia – Por Lula da Silva
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Carta de Lula da Silva a un año de su detención
Mis amigos y mis amigas, incansables compañeras y compañeros de lucha.
Hace exactamente un año, estoy preso por el crimen de dedicar una vida entera a la construcción de un Brasil más justo, desarrollado y soberano. Impidieron mi candidatura a la presidencia para que yo no subiera otra vez la rampa del Palacio del Planalto, empujado por los brazos de cada uno y cada uno de ustedes, para que juntos revirtiéramos el desmonte del Estado brasileño promovido por mis verdugos.
Hace exactamente un año, estoy aislado en la celda de una prisión en Curitiba. Jamás presentaron una sola prueba contra mí. Soy preso político, exiliado dentro de mi propio país. Separado del pueblo brasileño, de mis familiares y de los amigos más queridos. Con prohibición de dar entrevistas, impedido de hablar y de ser oído.
Pensaban que la imposición de ese largo silencio callaría para siempre mi voz, porque no han podido callarla ni la podrán callar, porque somos millones de voces.
Hace exactamente un año, me veo envuelto de cariño por el “Buen día” y por el” Buenas noches, presidente Lula”, entonados a plenos corazones no sólo por los bravos integrantes de esa que es una de las más largas vigilias de toda la historia, sino también por la solidaridad que llega de todos los rincones de Brasil y hasta de otros pueblos del mundo.
Hace exactamente un año, mis adversarios buscan un motivo para celebrar, y no lo encuentran. Hemos sufrido repetidos reveses desde el golpe contra la presidenta Dilma, es verdad, pero nuestras derrotas nos fortalecen para la lucha, mientras que sus victorias no les dan a ellos un minuto de paz.
Ellos están cada vez más ricos, pero la fortuna obtenida a costa del sufrimiento de millones de brasileños no les trae felicidad. Ellos están cada vez más rabiosos e infelices, envenenados por el propio odio que destilan.
En la despedida de mi nieto Arthur, Brasil entero fue sorprendido por el inmenso e innecesario aparato represivo montado contra mí. carros policiales, helicópteros, militares portando armamento pesado. Todo para impedir que yo incluso me acercara a aquellas personas solidarias con el dolor de un abuelo.
En ese instante, comprendí que su miedo no es Lula. Ellos tienen miedo de los millones de Lulas, porque ellos saben de lo que somos capaces cuando nos unimos para transformar este país.
Estamos vivos y fuertes. Juntos vamos a revertir cada retroceso, cada paso atrás en la dura caminata hacia el Brasil que soñamos y que probamos ser posible construir. Venceremos.
¡Un abrazo, y hasta la victoria!
Luiz Inacio Lula da Silva, expresidente de Brasil
Um ano de injustiça: Leia a carta de Lula aos brasileiros e brasileiras
Meus amigos e minhas amigas, incansáveis companheiras e companheiros de luta.
Há exatamente um ano, estou preso pelo crime de dedicar uma vida inteira à construção de um Brasil mais justo, desenvolvido e soberano. Impediram minha candidatura à Presidência para que eu não subisse outra vez a rampa do Palácio do Planalto, empurrado pelos braços de cada um e cada uma de vocês, para que juntos revertêssemos o desmonte do Estado brasileiro promovido pelos meus algozes.
Há exatamente um ano, estou isolado na cela de uma prisão em Curitiba. Jamais apresentaram uma única prova contra mim. Sou preso político, exilado dentro do meu próprio país. Separado do povo brasileiro, de meus familiares e dos amigos mais queridos. Proibido de dar entrevista, impedido de falar e de ser ouvido.
Pensavam que a imposição desse longo silêncio calaria para sempre a minha voz. Pois não calaram, nem calarão. Porque somos milhões de vozes.
Há exatamente um ano, sou acalentado pelo “Bom dia” e pelo “Boa noite, presidente Lula”, entoados a plenos corações não apenas pelos bravos integrantes dessa que é uma das mais longas vigílias de toda a história, mas também pela solidariedade que chega de todos os cantos do Brasil e até de outros povos do mundo.
Há exatamente um ano, meus adversários buscam um motivo para comemorar, e não encontram. Temos sofrido repetidos revezes desde o golpe contra a presidenta Dilma, é verdade. Mas nossas derrotas nos fortalecem para a luta, ao passo que suas vitórias não dão a eles um minuto sequer de paz.
Eles estão cada vez mais ricos, mas a fortuna obtida à custa do sofrimento de milhões de brasileiros não lhes traz felicidade. Eles estão cada vez mais raivosos e infelizes, envenenados pelo próprio ódio que destilam.
Na despedida do meu neto Arthur, o Brasil inteiro foi surpreendido pelo imenso e desnecessário aparato repressivo montado contra mim. Viaturas, helicópteros, militares portando armamento pesado. Tudo para impedir que eu até mesmo acenasse para aquelas pessoas solidárias à dor de um avô.
Na mesma hora compreendi que o medo deles não é do Lula. Eles têm medo é dos milhões de Lulas. Porque eles sabem do que somos capazes quando nos unimos para transformar este país.
Estamos vivos e fortes. Juntos, vamos reverter cada retrocesso, cada passo atrás na dura caminhada rumo ao Brasil que sonhamos e que provamos ser possível construir. Venceremos.
Um abraço, e até a vitória!
Luiz Inácio Lula da Silva
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