Cuba: Sequías e inundaciones impactan en agricultura – Por Noticias Aliadas

Por Noticias Aliadas

Inseguridad alimentaria acecha como consecuencia de impacto del cambio climático en la agricultura.

Cuba, al ser un país insular y tropical, es particularmente vulnerable al cambio climático. Los ciclos de sequía, huracanes y lluvias ya no cumplen con los patrones normales, siendo estos eventos meteorológicos cada vez más frecuentes e intensos con un impacto sobre la vida de las personas.

Para hacer frente a este fenómeno, el gobierno cubano aprobó en abril del 2017 el Plan de Estado para Enfrentar el Cambio Climático bajo la coordinación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. La vida de las personas, la seguridad alimentaria y el desarrollo del turismo son aspectos prioritarios en la iniciativa, conocida como Tarea Vida, en zonas geográficas consideradas altamente vulnerables. El principal objetivo del plan es prevenir y enfrentar los peligros y vulnerabilidades a corto, mediano, largo y muy largo plazos. Este incluye medidas como evitar áreas de cultivo cerca de las costas y la intrusión marina a acuíferos subterráneos, usados para el consumo de la población y riego de áreas de cultivo.

Estudios científicos han confirmado el incremento de la temperatura en la isla, gran variabilidad en la actividad ciclónica, cambio en régimen de lluvias, aumento de la frecuencia y extensión de las sequías y subida del nivel del mar en forma acelerada desde el 2012. Las inundaciones costeras por sobreelevación del mar y el oleaje a consecuencia de los huracanes, frentes fríos y otros eventos meteorológicos extremos constituyen los mayores peligros para el país y sus habitantes.

La disponibilidad y uso eficiente de agua para enfrentar la sequía es una de las 11 tareas previstas por Tarea Vida, así como dirigir la reforestación hacia la máxima protección de suelos y aguas.

“El cambio climático avanza, es una certeza, como también que la acción del ser humano lo agudiza. Los ciclos de sequía, ciclones o fortísimas lluvias tienen cada vez más un impacto negativo en la producción agrícola. Por tal motivo, la disponibilidad de comida disminuye y aumenta la inseguridad alimentaria”, afirma un reportaje publicado el 8 de marzo por la revista digital cubana Cubahora, titulado “Agricultura y cambio climático: Conteo regresivo”.

“Cultivos como el arroz, la papa, el tabaco, más la crianza de cerdos, emergieron como los renglones productivos que mayor preocupación despiertan entre los productores y campesinos debido al aumento de las temperaturas”, agrega el informativo.

Incremento de la temperatura

Entre el 2014 y 2107, Cuba enfrentó una dura sequía, pero en octubre del 2018 sufrió el embate del huracán Michael que dejó enormes pérdidas materiales. De acuerdo con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, desde mediados del siglo XX la temperatura media anual ha aumentado en 0.9°C, lo que ha provocado el surgimiento de eventos meteorológicos extremos como el tornado que arrasó con La Habana el 27 de enero dejando cuatro muertos, cientos de heridos y damnificados, y enormes pérdidas materiales.

Especialistas como el doctor Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales, han alertado sobre la necesidad de encontrar mecanismos de adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos.

“Para Cuba, lo más acuciante son los embates de los huracanes por el estrago que ocasionan a la agricultura. Tenemos que seguir diseñando estrategias para mitigar el impacto de esos eventos meteorológicos. Diversificar la producción con aquellos cultivos más tolerantes, es la forma de hacerlo”, señaló Rodríguez Morales en la XIV Conferencia Internacional sobre Ciencia y Tecnología de los Alimentos, realizada en mayo del 2018 en La Habana.

“Los agricultores cubanos enfrentan un gran reto, pues el 76% de todas las áreas cultivables tienen suelos pocos productivos”, agregó. “Además, existe una tendencia hacia la elevación de las temperaturas, y la diferencia entre las diurnas y nocturnas es cada vez menor. Por cada grado centígrado que aumente disminuye un 10% los rendimientos”.

Las inundaciones, sequías, acidificación, salinización o erosión del suelo trae como consecuencia la disminución de las áreas de cultivo, afectación en la productividad y fisiología de las plantas, variaciones inesperadas en los períodos de siembra y cosecha, alteraciones en la dinámica de plagas y enfermedades, y extinción de especies animales y vegetales, precisó el experto.

El agricultor Misael Ponce Lugo declaró a Cubahora que “años atrás nos preparábamos solo para cuatro meses de seca, pero hoy estamos hablando de seis, quizás ocho. Por eso es vital aprovechar la estación de las lluvias para cosechar y conservar el alimento. Tenemos que sembrar la tierra con plantas que rindan más por hectáreas”.


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