México | Fútbol y elecciones – Por Marco Antonio Baños

Por Marco Antonio Baños*

El cierre de las contiendas electorales transita al mismo tiempo que el Mundial de futbol Rusia 2018. Cierran las campañas el 27 de junio, mientras los últimos partidos de la fase de grupos en el torneo deportivo tendrán lugar el jueves 28; los octavos de final serán entre el domingo 1 de julio y el martes 3 de julio, justo cuando tendremos jornada de votación. La final mundialista será hasta el domingo 15 en el estadio Luzhniki de Moscú, escenario donde la Selección Mexicana venció a la campeona de Alemania.

En caso de lograr el famoso quinto partido, los octavos de final México tendría que jugarlos el lunes 2 si queda como segundo de grupo o el martes 3 de julio si pasa en primero. El día de la jornada comicial podríamos ver un partido de España o Portugal enfrentando a Uruguay o a Rusia, pero no se va a mover la fecha de apertura de urnas ni la fiebre futbolera va a lastimar la participación ciudadana.

La preocupación por eventual incidencia o distracciones derivadas de este u otros eventos deportivos en época electoral no es un tema reciente. Hemos registrado en los últimos años tensiones políticas por la programación simultánea de partidos de futbol atractivos, sean internacionales o de la liga local, cuando éstos se llevan a cabo por razones diversas el mismo día en que se abren las urnas para la votación o en el mismo horario de un debate.

En el año 2000 se jugaba la final de la Eurocopa el mismo día de la elección presidencial, y lejos de inhibirse la actividad política nacional, México tuvo su primera alternancia con 63.97% de participación de votantes. En las campañas del 2012 tuvimos semifinales de liguilla entre Monarcas y Tigres a la misma hora en la que se había programado el primer debate presidencial y la audiencia se quedó en el debate en lugar de la liguilla; en el 2015 hubo un partido amistoso entre las selecciones de México y Brasil (perdió México 2 a 0) y tampoco se registró una baja participación en las urnas en comparación con elecciones intermedias previas. La participación ciudadana ese año fue de 47.71% de la lista nominal, mayor a la última elección intermedia del 2009 en donde no hubo futbol y la participación fue de 44.76 por ciento.

La historia nos muestra que no hay incompatibilidad entre partidos de futbol y comicios, que la ciudadanía no abandona las urnas hipnotizada por el deporte, que no hay cortina de humo o euforia que opaque el entorno político que es clave para la sociedad y que no es tan cierto que el futbol quita grandes audiencias a la política.

El tercer debate presidencial se programó entre semana y aun así tuvo 10.7 millones de televidentes mayores de edad viéndolo, mucha más audiencia que la de partidos más taquilleros del Mundial como Argentina contra Islandia, que apenas registró 4.6 millones de televidentes en la señal más popular.

Nos separan seis días de la jornada de votación y las urnas estarán abiertas a la espera de 89.1 millones de electores que pueden perfectamente disfrutar su domingo con futbol sin descuidar una oportunidad para incidir en el rumbo de su país, ejercer con libertad su derecho a elegir gobierno y representación legislativa votando.

Vayamos a las urnas y disfrutemos del futbol. Votemos fácil marcando sólo un recuadro en la boleta electoral del candidato o partido de nuestra preferencia. Votemos libre, sin presiones ni coacción; votemos de manera informada habiendo revisado propuestas y perfiles de candidatos. Hagamos una jornada electoral ejemplar entre todos, que la paz pública, el civismo y la responsabilidad de los ciudadanos y de los actores políticos sean las principales características y aributos de las elecciones del domingo 1 de julio. En el INE y en los órganos electorales de los estados estamos listos.

*El autor es consejero del INE.

El Economista


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