Argentina: La irresistible conducción del fragmento – Por Héctor L. Santella y Matías O. Feito

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Héctor L. Santella y Matías O. Feito *

Las idas y vueltas en las vías de las relaciones del poder y el estado encuentran en las alianzas políticas y sociales un continuo movimiento para la reflexión y la acción. Si quien regula la fractura del adversario, regula su propia unidad, continuamos en busca de un espacio perdido.

Abrirse camino en la búsqueda de alianzas políticas y sociales efectivas, con permanencia en el tiempo, nos permite pensar a las mismas, comprenderlas en la concreta intersección de los enfrentamientos sociales para las que se constituyen. Esta es nuestra propuesta de lectura.

¿El anverso de estas cuestiones es la no-alianza, el aislamiento o la concreción de alianzas fallidas? ¿Qué expresan los fragmentos de organizaciones gremiales o movimientos políticos que cubrían una misma territorialidad social? ¿Cuál es el espacio social para las alianzas en condiciones de hegemonía del capital financiero?

Sin diferencia no hay alianza

Al explorar las alianzas políticas y sociales en la dimensión del poder encontramos múltiples escenas concretas que no debemos dejar de tener a mano.

Una escena de ausencia a la hora de construir una fuerza social, una escena de inquietud que encontramos en el momento de fricción entre los aliados al intentar cubrir los objetivos, y una escena donde predominan las cuestiones de la conducción y la construcción relativamente permanente de las alianzas. Tres escenas que se entretejen, enredan, anudan.

Si el voluntarismo fuese el punto de partida, apenas se comienza a luchar enseguida se espera establecer una ruptura y que emerja lo antagónico. Si esto no ocurre, aparecen los fatalismos y la vuelta a encierros domésticos. Lo que nos interesa inscribir, es que al fin y al cabo, partimos de un ordenamiento social que no es el deseado ni lo será, si antes no lo logramos diferenciar de aquello que sucede.

Para comprender los intereses concretos de una fracción social en la lucha o la protesta es importante acercarnos con preguntas, por ejemplo: ¿quién se beneficia? Obtendremos respuestas, posiciones y alineamientos en relación con las luchas o protestas. Este es el primer elemento que permite acercarnos a percibir los hechos, según quiénes están a favor y en contra.

El quién-se-beneficia nos remite a saber quién está realizando los intereses en la acción. Veremos en los hechos una mescolanza, un anudamiento que no sabemos de dónde viene ni a dónde va. Incluso si una parte de los que participan logran realizar sus intereses y otros no.

Estos vínculos que aparecen anudados, anónimos, aunque conozcamos los nombres y apellidos de los dirigentes, están hechos con distintas composiciones sociales. ¿Qué queremos decir? Que es necesario diferenciar las relaciones sociales entre fracciones de la misma clase (unidad) y relaciones sociales de fracciones de clases diferentes (alianza). Sin diferencia no hay alianza. La relación con otros para este artículo es la relación con otras fracciones sociales que no son de la clase obrera o sectores populares.

Si profundizamos este orden de problemas la construcción de alianzas de clases de carácter antagónico no son contratos, ni fusiones, ni simbiosis. La conciencia ocupa un espectro, una voluntad colectiva que no lo hace en las llamadas redes del capital financiero. Lo que nos interesa señalar de estos elementos es la capacidad de conexión.

La huella del régimen en la oposición

¿Cómo comprender la huella en la oposición? El punto de partida, las urgencias, en lo económico-corporativo, surge de un orden establecido en la estructura económica-social. El interés inmediato, el interés económico-corporativo, el lugar donde estamos insertados es el fragmento del que participamos.

La huella del régimen de dominio en los movimientos de oposición política y social pasa tan desapercibida y, sin embargo, exponerla puede colaborar en la observación de nuestras construcciones y destrucciones.

Así sostenidas las divisiones (del trabajo, de las clases), están organizadas desde el territorio social de quienes enfrentamos. El fragmento donde estamos es la resultante de una relación de fuerza que se reproduce entre islas sin relación entre sí o en una órbita redundante, saturada, evidenciando las fracturas sociales, la fragmentación de organizaciones libres del pueblo como así también la dispersión del movimiento obrero.

Es aquí donde se presenta lo irresistible en estas condiciones políticas. Ser dueños de nuestro fragmento.

Este hecho, tan ineludible y necesario es nuestro punto de partida. El obstáculo sería permanecer en la soledad del grupo profesional. Está relacionado a una estrategia presente en el campo del pueblo que recorta su particularidad histórica. Esto lo podemos caracterizar en una formación ideológica: el “economismo” y su revés el “oportunismo culturalista”. En unos la fracción obrera encuadrada en el reformismo burgués, en otros los intelectuales “bienintencionados”.

Nos interesa demarcar estas caracterizaciones por el efecto de debilidad para la formación de fuerza social. La debilidad en la lucha teórica (su no-desarrollo en las cuestiones de la conducción) de esta formación ideológica se expresa en la “no-alianza” como neblina o en la sola sucesión de alianzas espurias. Es importante poner en crisis estos comportamientos en una combinatoria de aspectos ideológicos y formas de lucha que rompan este bloqueo u obstáculo que capitaliza el campo del régimen. Continuaremos explorando otros aspectos más originales de la hegemonía del capital financiero.

¿Cuál es la “razón” de la alianza? La fuerza en avanzada de un enemigo común nos hace comprender el enlace, la conexión. Afrontar el avance con más fuerza de la que presentaría el fragmento expuesto. Un cierto sabor a poco nos deja esta explicación cuando ya establecida la alianza también podemos ver los intercambios entre los fragmentos enlazados.

Dentro del régimen de dominio que comprende al gobierno del estado y el conjunto del sistema institucional político y social, encontramos tanto a la iglesia católica, el mismo poder ejecutivo, el poder judicial, el parlamento, etc., todos quieren influir en dar forma a una oposición (posición) a su medida, cada uno quiere crear su propia oposición y lo hace en niveles distintos. Por esto debemos desacralizar nuestra reflexión y acción.

La huella del régimen de dominio es previa al enfrentamiento. Al momento de confrontar al enemigo como tal, nos movemos en una territorialidad social construida por las estrategias de poder, sus instituciones y las ideas dominantes. La huella del régimen y la dirección consciente en oposición, es el inicio de la contradicción de donde partimos.

La instancia de las confrontaciones abarca una gran complejidad: en contra de las políticas de gobierno, de cierta institución política, del sistema institucional o el régimen en su conjunto. De allí las metas, duración y ritmos de las alianzas a establecer. En este sentido es útil la distinción y articulación que propone Lenin entre lucha democrática y lucha socialista. Una para crear una situación en que los grupos dominados tengan peso e influencia en las decisiones políticas, por democratizar la fuerza del estado donde establece alianzas con otras fracciones sociales; y la segunda contra la opresión del régimen, contra un orden social y por la hegemonía de una relación social de nuevo tipo.

Volviendo. ¿Es la huella del enemigo lo activo en la conformación de una alianza? ¿Cuál es el lugar de los intercambios entre los aliados? Por una parte, la construcción de una nueva territorialidad social, de nuevas relaciones sociales bajo la mutua potenciación, es la clave para una alianza de clases que busca la consecución de sus objetivos. Por otra parte, señalar aquellas situaciones que se desarrollan sin ruptura política. Prácticas inmersas en una matriz liberal que terminan decantando en los mismos resultados. Las huellas del régimen de dominio van tomando forma entre oposiciones-oficialismo y oposiciones oficiales.

Del fragmento expuesto a la formación de fuerza social

Una pregunta al fragmento: ¿sólo entablará alianzas que pueda conducir?

La ingeniería fragmentaria, como tecnología política hacia el campo del pueblo, es efectiva allí donde oculta su intención política, donde pasa “irresistible”. Por ejemplo, en una lengua administrativa o teoría de la gobernabilidad donde percibir los conflictos sociales, en la traducción burocrática de una demanda a negociar, o donde más seguros parecemos conducirnos dentro de nuestras organizaciones utilizando las mismas formulaciones políticas que en ningún momento nos detuvimos a re-pensar para la situación que nos atraviesa.

La irresistible conducción de los fragmentos se acerca a una imagen de mini-cesarismos diseminados en las organizaciones del campo del pueblo que pagan el precio de la fractura en la distancia con la acción hegemónica. Allí la acción corporativa termina donde empieza la acción hegemónica.

Una tarea desde los cambios moleculares, desde lo más pequeño, es impulsar las cuestiones de la lucha teórica en estos espacios saturados e ir instalándola para no sólo ser llevados por la coyuntura. Incentivándola en la relación dirigentes-dirigidos en tanto expresión de un momento de la organización y no en el marco del fetichismo del dirigente. Recordando aquella proposición de Marx donde el ser singular solo se singulariza en sociedad.

La oligarquía financiera conduce una fuerza social donde entabla alianza con la pequeña burguesía institucionalista y los funcionarios del capital, entonces, esta fuerza también necesita de alianzas para constituirse en dominante ¿Cuál es la especificidad de este enlazamiento?

Hoy cuando la oligarquía financiera motoriza un partido del orden desde los gobiernos de los estados de la región, en simultáneo hace un gran intento por imponer con fortalezas y trincheras en el cono sur un alineamiento político, todavía en formación, que tenga la capacidad de clausurar todo proyecto de transformación social. Estas condiciones políticas posibilitan la entrada de elementos reaccionarios en las zonas de resistencia de la región. Ante este Partido del Orden, es fundamental articular sensibilidad crítica y saber-qué-hacer en la construcción de un Partido de la Lucha (un partido de la “anarquía” desde la perspectiva del partido del orden).

La necesidad de pensar las alianzas nos plantea analizar las acciones corporativas y las acciones hegemónicas para la formación de una fuerza social. Somos los que pensamos todavía en el fragmento, en salir del fragmento y no salimos. Un efecto de la derrota anterior que nos ubica incómodamente en un tiempo sin transformación social. Quedarse en los fragmentos hablando ensimismados es una escena de transición, no seremos los mismos sujetos tras una alianza eficiente ni tampoco seremos los mismos de permanecer desarmados.

El que tiene fuerza social la utiliza en la historia. Nunca caer en la incredulidad y la sorpresa cuando una fuerza es desplegada en la territorialidad social. La denuncia a la construcción de un alineamiento político de carácter regresivo es un dato, pero solo la elaboración de prácticas que lo desarmen en su formación es aquello que realmente constituye un lado constructivo de la reflexión a la voluntad, del fragmento expuesto a la formación de fuerza social con una meta de liberación nacional y social.

Postdata: ¿Qué hacer en caso de crisis política? No dejar de pensar la conducción, no dejarse conducir sin pensar. Tal cual lo afirma Gérard Granel, “sólo es irresistible aquello contra lo cual no oponemos resistencia”.

* Investigadores del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO), Argentina. Desde 1966 agrupa a un conjunto de científicos sociales dedicados al estudio de la estructura, las relaciones de clase y grupos socioeconómicos, sus formas de acción y organización y sus orientaciones ideológicas.


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