Nueve años del proceso de cambio: crecimiento económico y cambio estructural (Bolivia) – Por A. Ibáñez

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Dinámica de la estructura económica de Bolivia

Para los fines de este artículo bastará analizar la estructura económica de Bolivia a partir de la estructura de sus exportaciones e importaciones, como herramienta para evaluar las restricciones internas mediante la industrialización y la diversificación productiva. Para este cometido veamos el siguiente gráfico:

Como podemos observar en el Gráfico 3 la estructura de las exportaciones muestra que los patrones de crecimiento económico de Bolivia son altamente dependientes de la exportación de minerales e hidrocarburos. En el ciclo nacionalista se evidencia los esfuerzos por la industrialización y la diversificación productiva, no obstante los mismos se concentran en las industrias derivadas de minerales e hidrocarburos, y no así en industrias manufactureras intensivas en mano de obra. En los 80’ se presenta la década perdida donde evidentemente se da un gran retroceso en la industrialización de Bolivia, y en particular de los recursos naturales. En el periodo neoliberal convergen dos fenómenos para la aparente diversificación productiva de la economía Boliviana, por un lado caen las exportaciones mineras bruscamente con el crack del estaño en el mercado mundial, y por otro lado se manifiesta la dinámica de la agroindustria de oriente intensiva en capital en la exportación de los llamados bienes no tradicionales. No obstante, nótese que el aparente proceso de “industrialización” no corresponde a industrias manufactureras intensivas en mano de obra, y además los sectores más dinámicos siguen asociados a los recursos naturales. A su vez, en el mismo ciclo neoliberal desde finales de los 90’ la dependencia hacia los recursos naturales empieza a agudizarse como producto de las políticas de privatización.

Ahora bien, siguiendo al Gráfico 3 en los últimos ocho años del ciclo del proceso de cambio la dependencia de Bolivia hacia la explotación de minerales e hidrocarburos se ha acentuado preocupantemente. Esto quiere decir que el crecimiento y la dinámica del sector exportador de commodities ha superado de lejos la dinámica de los sectores asociados a las industrias manufactureras intensivas en capital y mano de obra juntas. Como resultado, la economía boliviana está retornando a una estructura económica primario-exportadora, con escaza industrialización y diversificación productiva.

A continuación para completar nuestro panorama sobre la estructura productiva de Bolivia veamos la estructura de las importaciones:

El Gráfico muestra contundentemente que la estructura de las importaciones de Bolivia corresponde a una estructura económica de un país no industrializado. Como se puede ver, esta característica trasciende los distintos ciclos y patrones de crecimiento de Bolivia en el largo plazo. El problema radica en que la base de los patrones de crecimiento se asienta sobre la explotación de recursos naturales y no así en la industrialización. En los últimos ocho años esta situación no ha cambiado de su tendencia de largo plazo, es más se puede evidenciar un leve agudizamiento. Es decir, las políticas de industrialización de los recursos naturales, que no se han correspondido con políticas de industrialización de sectores intensivos en mano de obra, demuestran ser insuficientes para modificar la elasticidad ingreso de la demanda de importaciones de la economía boliviana. Como resultado, la demanda de inversión no ha sido lo suficientemente efectiva para modificar la estructura de las importaciones en el país.

Por tanto, es evidente que en el largo plazo, y en los últimos ocho años en particular, Bolivia no ha experimentado cambios estructurales hacia la industrialización y la diversificación productiva, es más se ha reafirmado en su carácter primario-exportador e importador de bienes industriales. Así la estructura interna para la reproducción del capital contrasta a los logros en crecimiento económico de los recientes ocho años las deficiencias propias para la dinámica económica interna y la dependencia hacia los centros industriales. Lo anterior, ciertamente no es nada alentador dado qué los buenos resultados de crecimiento económico en los últimos ocho años no están reforzados por cambios estructurales que permitan trascender el subdesarrollo de Bolivia. Luego, los logros del reciente crecimiento económico corren el peligro de ser transitorios por la ausencia de cambios estructurales en la economía boliviana.

Cambio estructural y tecnología: Una agenda pendiente

De todo nuestro análisis precedente, podemos concluir que en los últimos ocho años Bolivia ha relajado las restricciones externas a su crecimiento económico, y además ha quebrado los canales de fuga de excedentes, lo que le ha permitido trascender el crecimiento estacionario de largo plazo y tener buenos resultados. La virtud de los hacedores de política en este periodo radica en haberse librado de la miopía neoliberal, y haber formulado con éxito la nacionalización de los hidrocarburos que reforzó los beneficios de la favorable coyuntura externa de precios de los commodities brindando mayores recursos para la demanda de inversión.

Por otro lado, hemos develado los límites del proceso de crecimiento económico de Bolivia encaminado estos últimos ocho años para superar el subdesarrollo. Estos tienen que ver con la profundización de una estructura económica no industrializada y no diversificada, que por tanto representa un obstáculo para la reproducción interna del capital. Además, con la ausencia del cambio estructural en la economía, los buenos resultados de crecimiento económico de los recientes ocho años tienen el riesgo de hacerse transitorios pues son altamente dependientes del mercado mundial. Esta es una llamada de atención a los hacedores de política dado que no se están sentando las bases económicas para la superación del subdesarrollo de Bolivia.

Por tanto, a dos años de cumplir el primer decenio en el poder, los hacedores de política tienen como agenda pendiente el cambio estructural, que comprende la industrialización y la diversificación productiva de la estructura económica. Los riesgos de sostener el patrón de crecimiento en los recursos naturales son la volatilidad y la sostenibilidad de los resultados. Se ha demostrado que en el largo plazo la sostenibilidad del crecimiento económico de Bolivia depende de la desconcentración del poder y de las rentas de las élites, la industrialización y la planificación de largo plazo 1. Por tanto, si bien se han impulsado políticas de redistribución de poder y rentas las mismas deben profundizarse para promover la sostenibilidad y la estabilidad del crecimiento económico, sin descuidar lo fundamental que es la diversificación productiva y la planificación del desarrollo.

Aquí nuevamente debemos llamar la atención de los hacedores de política dado que en los últimos ocho años la planificación del desarrollo ha ido perdiendo progresivamente importancia en la esfera estatal. Para muestra solamente basta con mencionar que luego del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2006-2011, Bolivia no cuenta con un plan de desarrollo y menos aún con los instrumentos necesarios para la planificación. En consecuencia, la diversificación productiva se ha ido difuminando y rezagando sin un horizonte claro.

Por último, es importante comentar la estrategia de industrialización de los recursos naturales. Este objetivo ha trascendido la vigencia misma del PND 2006-2011, es decir es una política que se ejecuta por principios políticos más que por planificación. En este sentido, se ha impulsado grandes proyectos de industrialización en particular de los hidrocarburos. Estos proyectos comprenden grandes esfuerzos de progreso tecnológico para la generación de excedentes con valor agregado. No obstante, su debilidad radica en que no se están generando políticas de transferencia tecnológica, es decir no se está desarrollando en los recursos humanos locales las capacidades técnicas mínimas para la reproducción de dicha tecnología. En consecuencia, el progreso tecnológico no se está enraizando en la estructura económica del país, y por tanto sus potencialidades para procurar el desarrollo están siendo subutilizadas.

Referencias bibliográficas

• Ibañez, A. (2012). Crecimiento económico de Bolivia: Un enfoque heterodoxo. La Paz: Universidad Mayor de San Andrés.

• Ibañez, A. (2013). Las teorías del desarrollo sostenible y el Vivir Bien. La Paz: Sociedad de Estudios en Economía Heterodoxa.

• Ibañez, A. (2014). Bolivia: Determinantes del Ahorro Neto Ajustado y desempeño institucional. La Paz: CIDES-UMSA.

• Morales, R. (2012). El desarrollo visto desde el sur. La Paz: Plural Editores.

• Prebisch, R. (1981). Capitalismo periférico. Crisis y transformación. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

• Rodríguez, O. (2006). El estructualismo latinoamericano. México D.F.: Siglo XXI.

La Época

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