Ecuador: la Nueva Dominación, el regreso del neoliberalismo y la judicialización de la política – Por Jorge Glas | Especial para NODAL

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Jorge Glas*

A lo largo de la historia el poder del llamado “mercado” ha encontrado formas de protegerse, asegurar el capital y la maximización de la ganancia a cualquier costo.

En el continente más desigual del planeta (no por falta de recursos, sino por falta de redistribución de la riqueza)  hemos visto a lo largo de la historia diversas formas en donde el capital se impone siempre buscando formas más eficaces de asegurar las “argollas” de poder dueñas del capital en nuestros distintos países: desde ser considerados como Banana Republics bajo la injerencia de grandes capitales extranjeros, las dictaduras militares auspiciadas para luchar contra el socialismo (Plan Cóndor), el condicionamiento del financiamiento externo tan necesario para salir del subdesarrollo con condiciones que aseguraban que sigamos siendo subdesarrollados (Consenso de Washington), hasta el control extranjero de nuestros recursos naturales no renovables.  

Todo esto sumado a la intoxicación permanente de los medios de comunicación parte de la “argolla”, en donde han ejercido una suerte de poder sin haber sido elegidos por nadie para ello, para asegurar la información o mejor dicho la desinformación que más les interese. Debo reconocer que desde la intoxicación de exceso de des/información a través de diversos medios hoy disponibles para todos, las promesas del neoliberalismo se presentan seductoras: desde la “mano invisible” del mercado de Adam Smith, hasta la real legislación internacional para asegurar el libre tránsito del capital y de los productos de naciones industrializadas, mientras se continúa penalizando el libre tránsito de personas, llegando al extremo que volver a hablar de muros. Cuando la explicación y origen de la migración forzada por pobreza, está en esa misma legislación que maximiza las ganancias del capital y socializa las pérdidas entre los ciudadanos más vulnerables.  

En términos sencillos esto significa: “Yo te ofrezco, busca quien te dé”, te puedes hacer rico, y si no puedes, es porque eres tonto.  Como el “mercado” no tiene oficina de atención al usuario, no hay a quien reclamar o con quien quejarse.

Cuando soplaron vientos de cambio en casi toda América Latina, con el nuevo socialismo del siglo 21, repentinamente, empezamos a entender que éramos capaces con decisiones soberanas en cada uno de nuestros países de luchar contra la pobreza, con resultados nunca vistos. Solo para mencionar un par de casos, durante los gobiernos progresistas de Lula y Dilma, 30 millones de brasileños salieron de la pobreza; en mi país, Ecuador, con Rafael Correa, 2 millones de ecuatorianos salieron de la pobreza.  

Dado que conozco más nuestras cifras, y debido a mi situación de estar injustamente encarcelado, me permito profundizar en las cifras ecuatorianas. El PIB pasó de USD 46.000 millones en el 2006 a USD 97.000 millones en el 2016, el PIB industrial creció de USD 6.000 millones a USD 14.000 millones en igual periodo.  Las utilidades de las empresas pasaron de USD 3.900 millones a USD 8.000 millones y las exportaciones no petroleras pasaron de USD 5.000 millones en el 2006 a USD 11.000 millones en el 2016. Todo esto mientras reducíamos la pobreza. Solo menciono un par de datos; la pobreza rural se redujo del 61% al 38%, y la extrema pobreza rural bajó al 17%.   Estos indicadores están en serio riesgo debido al anuncio de un TLC con Estados Unidos.

Ante los innegables logros sociales del progresismo en Ecuador, Argentina, Bolivia, Venezuela, Uruguay y demás países, y al romperse la ley del péndulo político en donde las leyes se aseguraban de que la “argolla” se vaya turnando en el poder (así gobernaban todos, es decir a todos les iba a tocar un día el poder), los poderes fácticos de siempre empezaron a cambiar la estrategia.  El discurso de que los de antes “se robaron todo” de los partidos políticos de derecha (cuando son ellos, los partidos neoliberales, quienes entregaron nuestros recursos naturales y explotaron a la clase trabajadora por décadas), comenzó a construirse en cada uno de nuestros países, teniendo bien claro que lo único que no puede perder un revolucionario es la fuerza moral.

Con las cifras que he indicado resultaría inviable que el discurso de la derecha cale en la población, pero ahí entra en escena otro de los poderes fácticos, los medios de comunicación, que deliberadamente escandalizan o callan lo que les conviene, con tal de sostener a cualquier gobierno que sea “dócil” con la “argolla” de la que también son parte.

Como las comparaciones son inevitables, y el desmejoramiento de la calidad de vida de los brasileños, argentinos, ecuatorianos se siente en las calles, todos vuelven la mirada a los líderes de los partidos políticos que los sacaron de la pobreza, a Lula, a Dilma, a Cristina, a Rafael, entonces representan un “riesgo” que las oligarquías y los pequeños burgueses no se pueden permitir. Es así, que han diseñado una nueva forma de destruir estos liderazgos, cometiendo asesinatos sociales a través de los medios de comunicación, y presionando y controlando a jueces de cuentas, a jueces y a fiscales, en una articulación perversa, conocida ahora como “LAWFARE”.  Hoy existen perseguidos políticos, y presos políticos. Se preparan leyes que además impidan que cualquier líder progresista sea nuevamente candidato, argumentando de la manera mas cínica, que es para fortalecer la democracia.

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Yo soy un preso político, sentenciado sin pruebas, bajo la figura del “delito abstracto por el solo hecho de asociarse”, asociación ilícita, la moderna forma de sentenciarte sin prueba alguna, con la feroz actuación y el aplauso de los medios de comunicación.  Todo esto mientras se aplica el plan de gobierno de la derecha, a la cual vencimos en las urnas, traicionando al pueblo ecuatoriano. Definitivamente, el neoliberalismo siempre encuentra formas de asumir el poder, y estamos viendo la perversidad con la que gobiernan, sin escrúpulo alguno, destruyendo vidas, familias, mientras nuevamente destruyen la patria y entregan la soberanía. Estoy seguro de que cada uno de los gobiernos neoliberales, ya sean electos, por golpe de estado, o mimetizados bajo la traición “justificable”, se dan contra las paredes viendo los indicadores de la década ganada de América Latina, y se preguntan cómo lo hicimos.  Sencillamente, pusimos a la gente primero que al capital, pero eso jamás lo entenderán, porque viven para el capital. Sobre mi caso judicial, si mis condiciones y derechos en constante disminución y riesgo lo permiten, escribiré más adelante.

(*) Vicepresidente de Rafael Correa y reelecto para el período 2017-2021. Actualmente se encuentra en prisión acusado de estar involucrado en casos de corrupción.


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