Frank Pearl, exjefe negociador del gobierno colombiano con el ELN: “Los protocolos hay que respetarlos”

Por Cristina Castro (*)

SEMANA: Este lunes el país se sorprendió con el comunicado del ELN, que en un lenguaje muy desafiante reconoce su responsabilidad en el atentado. Usted es una de las personas que mejor conoce a ese grupo guerrillero. ¿Le pareció normal esa respuesta?

Frank Pearl: Yo leí ese comunicado y me dio mucha rabia. Me dio mucha indignación. Pensé en las víctimas y en lo que hizo el ELN, que no tiene absolutamente ninguna justificación. Además, porque en el comunicado pretenden justificar este acto dentro del marco del DIH (Derecho Internacional Humanitario) y están mintiendo. Ellos atacaron una institución que es la Policía y en Colombia la Policía no hace parte de las fuerzas militares. Los policías son civiles. Ellos atacaron a unos jóvenes que estaban en un proceso de formación. Pretender decir que el ELN puede hacer este tipo de hechos porque hay un conflicto y enmarcarlo como parte del DIH es dar una bofetada a todos los colombianos. No vamos a aceptar eso.

SEMANA: ¿Qué significa ese reconocimiento de la responsabilidad del atentado? ¿Cree que con ese comunicado se puede probar la responsabilidad de los líderes de esa guerrilla que estaban negociando en Cuba?

F.P.: Significa la responsabilidad de toda la cúpula del ELN y obviamente de quienes en particular diseñaron, planearon y ejecutaron el atentado. Porque ellos hacen parte de una organización que ahora reivindica ese hecho.

SEMANA: El presidente Iván Duque le puso fin el viernes pasado a las negociaciones con esa guerrilla. Ese mismo día aseguró que el gobierno desconoce los protocolos que se habían escrito frente a un rompimiento como el que se vive ahora. ¿Cuál es su posición frente a esto?

F.P.: Cuando uno ha trabajado tantos años en los temas de paz y en las negociaciones, entiende lo difícil y complejo que es todo. Lo primero que yo tengo es un enorme respeto por el presidente, por los miembros del gobierno, específicamente por las personas que están a cargo de estos temas. Y cada cual toma las decisiones de acuerdo al contexto, al momento político y a los eventos que suceden. Por eso, lo primero que hay que hacer es respetar la posición del presidente de terminar los diálogos con el ELN  y apoyarlo.

SEMANA: Pero hablemos de ese protocolo, que precisamente firma usted con Antonio García ¿Cuál es la historia de ese documento?

F.P.: Nosotros firmamos ese protocolo cuando estábamos finalizando la construcción de la agenda de negociación con el ELN y en ese entonces, estábamos preparando lo que iba a ser la fase pública. Y en todos los procesos de paz (el proceso de Tlaxcala en México, el del Caguán y en el proceso que hubo con el ELN en el gobierno del expresidente Álvaro Uribe en Cuba) se definieron unos protocolos en caso de ruptura. Y esos protocolos no están condicionados a la razón de la ruptura. Pretenden dar una garantía a los miembros del grupo, que no son miembros de la delegación del gobierno, de que regresen a Colombia en unas condiciones de seguridad, durante un periodo de tiempo mínimo. De lo contrario sería imposible sentarse cara a cara con un enemigo a negociar.

Nosotros nos sentamos a redactar los puntos de unos protocolos de regreso como ha sucedido en todos los procesos de paz en Colombia desde hace más de 28 años y como suceden en todos los procesos de paz, serios, del mundo.

SEMANA: ¿Cuáles eran los puntos que dejaban claros esos protocolos?

F.P.: Dejan claro varias cosas. Primero que los miembros de la delegación del ELN tienen un plazo de máximo 15 días para regresar a Colombia. Segundo que se definirán unas zonas para ese traslado. Tercero, que el gobierno tiene que aprobar con apoyo de los países garantes los temas de logística y transporte. Y, cuarto, que en un periodo de setenta y dos horas, ellos no son objeto de órdenes de captura ni de acciones militares. A partir de setenta y dos horas el gobierno tiene la capacidad y la obligación –y eso es lo que esperamos los colombianos- de activar las órdenes de captura, nacionales e internacionales y de que la fuerza pública actúe en contra de estas personas. Hay que decir también que ese documento se establece en cualquier caso y no condiciona cuál sea la razón del rompimiento.

SEMANA: En este momento hay una discusión jurídica alrededor de qué tan vinculantes son esos protocolos. El presidente Iván Duque dice que no son obligatorios para el gobierno, pues él nunca se sentó a la mesa. ¿Qué piensa de ese argumento? ¿Cree que se deben cumplir esos protocolos?

F.P.:  Yo opino que debemos estar todos unidos para luchar contra el terrorismo del ELN y, en eso, estoy absolutamente de acuerdo con el gobierno. Es posible que ellos tengan una interpretación jurídica diferente. Lo que sucede es que no negociaron unos protocolos distintos, ni levantaron la mesa. Entonces, también cabe la interpretación de que este es el protocolo que está vigente. Yo respeto profundamente la decisión del presidente de levantar la mesa. Era lo que había que hacer. Otra cosa son los protocolos. Los protocolos hay que respetarlos. Los protocolos son para cumplirlos.

SEMANA: ¿Qué pasa si Cuba accede al pedido del presidente Duque de capturar a los líderes del ELN?
F.P.: 
 No me gusta hablar sobre escenarios hipotéticos, pero si Cuba accediera a esa petición ellos serían capturados, serían extraditados a Colombia y tendrían que ser juzgados aquí, o quienes ya tienen condena, deberían pagar sus condenas. Llegarían directamente a una cárcel.

SEMANA: Usted conoce muy bien cómo funciona Cuba en estas negociaciones, pues no solo fue el líder de la del ELN, sino que estuvo en la mesa en los diálogos con las Farc.  ¿Ve eso posible?

 

F.P.:  Es muy difícil especular. Aquí no estamos hablando de tratados internacionales, pero sí estamos hablando de acuerdos entre Estados. Yo creo que es muy improbable que Cuba acceda a la solicitud del gobierno colombiano. Cuba tiene la obligación de cumplir ese protocolo.

SEMANA: En esos protocolos los países garantes (Cuba, Noruega y Chile) tienen un papel fundamental. De alguna manera su presencia es esencial para la confianza que se pueda generar en la negociación ¿Qué rol podrían jugar estos países en este momento?

F.P.:  Yo creo que el rol de los países garantes es ayudar a resolver esto de la mejor manera posible y el reto nuestro, como colombianos, es definir cómo vamos a enfrentar esta amenaza a pesar de las diferencias que tenemos en términos de políticas. O de inclusive, cuál podría ser la solución a este tema particular. Unirnos para que esto en Colombia no vuelva a pasar es lo más importante.

SEMANA: Usted suena bastante escéptico de que se pueda reanudar de nuevo la mesa. ¿Le ve a esa escenario alguna posibilidad?

F.P.: En este momento no, pero nadie sabe qué puede pasar en algunos años. En este momento no tiene ningún sentido.

SEMANA: El ELN es una guerrilla muy fragmentada y muy urbana ¿Qué tan difícil será combatirla militarmente, ahora que se convirtieron en una especie de enemigo común?

F.P.: Los tenemos como un enemigo común hace más de 50 años, pero el ELN es muy distinto a las Farc. Las Farc eran una organización cuyo poder estaba dado por el número de hombres en armas, porque querían derrotar militarmente a la fuerza pública. No pudieron hacerlo. La fuerza del ELN no está en eso, ellos tienen miles de integrantes que están desarmados, que hacen parte de células y redes y cuya estrategia es ser invisibles. Entonces son un movimiento mucho más difícil de acabar porque la solución pasa por tener inteligencia, saber quiénes son, dónde están y qué pretenden hacer. En segundo lugar, una solución parte de que tengamos una justicia efectiva, y sabemos los problemas que tiene nuestro sistema de justicia. En tercer lugar, un tema de inversión efectiva en esas regiones donde el discurso de ellos “cala” porque les llegan a personas que están viviendo en condiciones que son inaceptables. Eso no justifica la violencia, pero entonces el tema de inteligencia, justicia e inversión social efectiva es una combinación y eso toma mucho tiempo. Por eso tenemos que unirnos todos. Poner todos los recursos que tengamos el sector empresarial, gobierno, organizaciones civiles para cambiar la realidad de estas regiones y evitar que estas organizaciones tengan juego entre los colombianos.

SEMANA: Ya que habla de las Farc, este fin de semana, Rodrigo Londoño le escribió una carta al presidente Duque, en el que él le dice que la paz es mucho mejor que emprender una guerra con el ELN. ¿Cuál fue su interpretación, al ver ahora, años después, ese rol que está cumpliendo Timochenko?

F.P.: Lo que refleja esa carta es fruto de un proceso de reflexión. Uno derivado del proceso de paz y de la realidad que ellos están viendo en este momento del país. Pues claro, todos preferimos la paz a la guerra, lo que pasa es que hay momentos donde los gobiernos tienen que tomar decisiones como la que tomó el presidente Duque. Es muy difícil calificar esa decisión y mucho más difícil decir que está equivocado. Hay contexto, una situación, hay un hecho tan abominable como este. El presidente Duque también quiere la paz, pero ante todo tiene que garantizar que hay unas normas mínimas que se cumplen en el país. Entonces creo que cada decisión tiene su momento y que el momento de esa decisión fue único. ¿Qué vendrá después? No sabemos.

SEMANA: ¿Usted cree que incumplir este protocolo puede enviar, de alguna manera, un mal mensaje a las Farc que en este momento están cumpliendo la palabra empeñada del gobierno Santos?

F.P.: No creo que esto sea un mal mensaje para las Farc porque con ellos los protocolos de seguridad ya se cumplieron para eventos distintos. Yo creo que este tema es independiente.

SEMANA: Este fin de semana miles de colombianos salieron a las calles a rechazar el acto del ELN. Vimos una diversidad de fuerzas políticas que confluyeron ese domingo, con todo y las críticas que existieron, y vemos que horas después se produce este comunicado del ELN. ¿Usted qué cree que va influir ese clamor popular en lo que va a venir más adelante?

F.P.: Yo creo que los colombianos estamos unidos en contra del terrorismo. Y, que el ELN no se equivoque, nosotros estamos indignados y tenemos rabia, pero miedo no les tenemos. Colombia es un país muy sólido y muy fuerte. Los colombianos unidos podemos lograr cualquier cosa. Entonces me parece que en medio de esta enorme tragedia, porque a uno le duelen las víctimas, lo que ha pasado es bueno en el sentido de que nosotros sabemos quiénes somos y tenemos con qué y no nos vamos a dejar.

SEMANA: Usted ve ahora este proceso desde la barrera, ¿qué les recomendaría a las personas que hoy tienen el rol que usted desempeñó en el pasado?

F.P.: Yo creo que las personas toman las decisiones con toda información. Sopesando los diferentes aspectos. Desde adentro las cosas son distintas y es tan difícil estar ahí que me parece que, si quiera hacer un tipo de recomendación, sería como no valorar ese esfuerzo y ese trabajo que hagan. A pesar de que en aspectos puntuales, como en la aplicación de este protocolo, uno pueda tener una opinión distinta.

(*) Directora de Semana.com. Con la colaboración de Sophia Gómez.

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