El buen camino de Costa Rica – La Prensa, Nicaragua

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El pasado primero de abril los costarricenses eligieron a su próximo Presidente de la República, Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Fue una elección ejemplar, como todas las que se han realizado en ese país desde 1949. En la misma noche del domingo se conoció que el 60,67 por ciento votó por Carlos Alvarado, mientras que el candidato derrotado, Fabricio Alvarado, obtuvo solo el 39, 33 por ciento.

De esta manera Costa Rica confirmó una vez más la solidez de sus instituciones y el arraigo de su tradición democrática, causa y motor de la prosperidad que se disfruta de ese país vecino de Nicaragua y de las cuales los costarricenses con razón se sienten orgullosos.

Un día antes de la elección en Costa Rica, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, habló sobre la importancia de la democracia y la necesidad de que en Nicaragua hayan elecciones justas y limpias. Después de oficiar la misa del Sábado de Gloria en Masatepe, el obispo Báez brindó una amplia entrevista al corresponsal de LA PRENSA en el departamento de Masaya, en la cual, entre otras cosas sumamente importantes, dijo que para la Iglesia “la democracia es el sistema político que permite, con más facilidad, organizar una convivencia justa y pacífica, respetuosa de los derechos humanos y capaz de propiciar el progreso del país en modo sostenible”. Báez complementó lo antes dicho, expresando que “otra cosa que la Iglesia católica viene recordando desde hace muchos años con urgencia, es la realización de elecciones libres y transparentes, donde el pueblo pueda expresar su voluntad para elegir a sus autoridades. Es importante —subrayó el jerarca católico— redemocratizar Nicaragua, una vez más”.

Costa Rica es el mejor ejemplo de que monseñor Báez tiene razón en su valoración de la democracia y las elecciones libres y transparentes. Y es también una muestra de que lo mejor que deberían hacer los nicaragüenses es atender sus sabias orientaciones.

Gracias a la democracia, Costa Rica es hoy un país mucho más desarrollado y próspero que Nicaragua, a pesar de que hace 70 años se encontraban en igualdad de condiciones. El progreso de Costa Rica se debe a que desde 1949 los costarricenses decidieron seguir el camino del civilismo y la democracia republicana, mientras que los nicaragüenses hemos andado la mayor parte de ese tiempo por la senda escabrosa de la dictadura, el caudillismo, los fraudes electorales, la violencia y los conflictos políticos armados.

En Costa Rica, cuando terminó la guerra civil de 1948 los costarricenses abolieron el ejército y asignaron los gastos militares a la educación pública, implantaron la democracia republicana y establecieron el sistema de elecciones libres y limpias para escoger a sus gobernantes.

Es por la democracia que Costa Rica se ha desarrollado bastante mientras Nicaragua quedó rezagada. Para mencionar solo un ejemplo comparativo, en 1949 ambos países tenían más o menos el mismo nivel económico, sin embargo, en 2016 el ingreso anual de Costa Rica era de 11,825 dólares por persona mientras que el de Nicaragua solo de 2,151 dólares. Esto demuestra la razón de monseñor Báez al abogar por la democracia y las elecciones libres.

La Prensa


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